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[David Foronda]

Otro año que pasa y todos esperando


Un ritmo musical caribeño de otrora, vigente hasta hoy porque le gusta a la gente, dice: “Otro año que pasa y yo esperando, y yo esperando. Se pasan los meses. Se pasan los años. Veo que pasa el tiempo, pero tú no dices nada…”. Por cierto que se refiere a una relación romántica no correspondida. Fue un exitazo hace muchas décadas, y en estos tiempos aún lo disfrutan, ya sea bailándolo, o simplemente escuchándolo.

Cambiando la letra a dicha canción, bien se puede decir, por todo lo que acontece en el país: otro año que pasa y todos esperando. Por supuesto, aguardando que no vuelva a suceder o se repitan hechos negativos que lastiman a todos. Por ejemplo, bloquear o cerrar el ingreso a los rellenos sanitarios por cualquier motivo baladí con la finalidad de impedir que la basura recogida en las urbes sea depositada en dichos botaderos, lo cual es rayano con un acto delictivo que, sin embargo, poco les importa a todos los bloqueadores e incluso a las autoridades, las cuales no dan una definitiva solución al problema, tal como sucede en La Paz, Cochabamba y El Alto, Pareciera que nada le interesa a cierta gente, sobre todo a escasos dirigentes que bien pueden ser calificados como badulaques.

Otro año que pasa, y todos esperando que, de una buena vez, se imponga una justicia ecuánime al servicio de toda la población que está ansiosa de una correcta aplicación de la ley, sin las consabidas “chicanas” y la nociva influencia de “don dinero”. Se da la paradoja de que en cada gestión se hace anuncios en sentido de que “desde hoy la justicia estará al servicio de la colectividad”, pero nunca ocurre ello, por lo que cunde la desazón y la pérdida de credibilidad en el sistema judicial. Así transcurre otro año esperando por esas reformas que al final no llegan. Por otra parte, se puede enfatizar que nuestra gente cada año aguarda que haya trabajo y empleos, empero lo real es que cunde la escasez y ausencia de ambos. Asimismo en cada gestión la gente exige que le garanticen seguridad ante el accionar de los delincuentes y malvivientes, y por el contrario se repiten estos flagelos de la sociedad.

En el campo educativo también espera gestión tras gestión que las cosas cambien para bien, más esto no se da porque al principio de año vuelven las largas “colas” para lograr un cupo para los hijos en las escuelas y colegios fiscales, debiendo dormir los padres de familia en las aceras de dichos establecimientos educativos. Se trata de un problema que al parecer nadie lo puede resolver. Lo propio sucede cuando se trata de ingresar a instituciones educativas militares y policiales, o para prestar el servicio militar. Incluso cuando se busca renovar o sacar cédula de identidad con filas extensas. Otro aspecto es el relativo al servicio de transporte público, porque bastantes choferes incumplen sus recorridos e irrespetan los horarios de trabajo, sobre todo en el turno de la noche. Cada año esperamos que mejoren, protestan los usuarios. Existen infinidad de otros ejemplos en torno a esos desfases sociales, pero que no cunda el desánimo y hagamos todo lo posible para revertir esas taras que nos agobian en cada gestión. Por lo demás la llegada de un nuevo año siempre será para insuflarnos de mayores esperanzas con la idea de que todo ha de mejorar.

 
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