Luego de las elecciones de octubre pasado, se temía que grupos organizados por posiciones extremas creen dificultades y eviten que el país tenga tranquilidad, hubo rumores que fueron factor de desasosiego, menudearon y fueron factor de desaliento para la población. Esos grupos, si aún mantienen posición tan negativa, conviene que retornen a la serenidad y armonía porque lo que hagan no solamente perjudicará al gobierno de la nación, sino que complotará contra el pueblo, dañará la economía y provocará dudas y desconfianza del país; lo más grave, provocará angustias y susceptibilidades en la mayoría de la población que ya está cansada de vivir bajo amenazas, prevenciones y temores sobre su seguridad.
Ante la ola de rumores seguramente propalados por extremistas, narcotraficantes, contrabandistas y delincuentes avezados, las autoridades de gobierno deben instruir tanto a la Policía como a las Fuerzas Armadas para que estén alertas y eviten extremos y tomen presos a quienes promuevan hechos contrarios a las leyes y los ponga bajo tutela de la justicia.
El país, por ninguna circunstancia puede vivir bajo el signo de las amenazas ni bajo el acicate de rumores que lo incitan a la violencia. Cuidado con aquellas personas que siembran angustias y miedos en la población, la desorientan y lastiman sus sentimientos, pregonan acciones que nunca deben suceder y enrostran al gobierno intenciones aviesas contra la población. Cuidado con quienes buscan crear condiciones para el caos y la anarquía; cuidado con los propaladores de crímenes, atentados, boicots a los bienes públicos tan solo para crear angustias y preocupación en la colectividad. Sería conveniente que el gobierno identifique de alguna manera a irresponsables que complotan contra la sociedad y crean climas adversos no solamente para el gobierno sino muy especialmente para el pueblo susceptible y propenso a creer versiones sobre hechos o intenciones ajenos a la verdad. En fin, hay que tener cuidado con los enemigos del bien común y que solamente saben contaminar con el veneno de sus frases a una colectividad que quiere vivir en paz y armonía.
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