YPFB en el pasado fue una prestigiosa empresa estatal petrolera bien organizada técnica y administrativamente, que por sus méritos al servicio de la Patria fue acreedora con la condecoración del “Cóndor de Los Andes”. Actualmente se halla maltratada por la gigantesca corrupción y por la abusiva improvisación funcionaria, como, por ejemplo, la designación vergonzosa de presidente ejecutivo a un: profesor rural, bachiller, capataz, químico etc., de esta manera se frustró la exploración petrolera y con seguridad estos sátrapas ni siquiera conocían las bondades de un “trépano”. ¡Qué ironía!
Actualmente la estatal petrolera para fortalecer su estrategia productiva está obligada a desarrollar sus actividades haciendo inversiones en exploración, en busca de gas y petróleo, porque de ella depende el hallazgo del oro negro, savia vital que nutre y fortalece la industria petrolera y, por ende, a la economía de la nación.
Pese a la importancia que tiene para el país la exploración del petróleo, quedó rezagada, no se descubrió nuevos campos petroleros de la magnitud de los campos petroleros antiguos (San Alberto, Margarita, Itau, etc.), que pese a su antigüedad continúan contribuyendo con su producción para el consumo interno y para la exportación a la Argentina y el Brasil, mientras a las empresas petroleras les interesa solamente desarrollar los campos petroleros antiguos y explotar aceleradamente las reservas existentes y la obtención de ganancias suculentas por doble partida: por las utilidades y por los “millonarios costos recuperables”.
De esta manera las empresas petroleras transnacionales han priorizado la monetización acelerada de las reservas existentes a través de la exportación, con resultados como: la explotación acelerada y el vaciamiento de las reservas existentes.
Expertos en materia energética expresan que por el elevado costo de la perforación de pozos exploratorios, muchos países prefieren no arriesgar los recursos del Estado, particularmente de los países pobres y subdesarrollados como el nuestro, y que por experiencia recomiendan que el Estado traslade el riesgo exploratorio a las empresas transnacionales, porque cuentan con capitales extraordinarios destinados a la exploración de pozos con el riesgo de ir a “fondo perdido” porque no existe certeza en encontrar petróleo.
De aquí surge el riesgo de ganar o perder la inversión.
Al concluir, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos está obligado a explorar nuevos campos petroleros, a fin de evitar la importación de gasolina, diésel, oíl, y otros (de Argentina, Chile, etc).
Se deslumbra incertidumbre y desilusión por la indiferencia y el “dejar hacer, dejar pasar”.
Dios ilumine a la nación.
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