Hablar de la empresa privada es, indudablemente, un otro tema, de interés para todos quienes son parte de este jirón patrio. Es un sector que tiene sus problemas y, a su vez, las propuestas para encararlos. No sólo pide, sino que aporta con ideas e ideales para superar la incertidumbre coyuntural. Como tantos otros, indudablemente, que le dan vida a la nacionalidad boliviana. Que le inyectan energías, para que se recupere de sus caídas. Que se preocupan porque, su futuro sea llevadero.
Ha reiterado, asimismo, su predisposición para contribuir en la búsqueda de la reactivación económica, mediante un Pacto Nacional, con generación de empleos. Espera que la iniciativa haya sido bien recibida por el gobierno y haya surtido, al mismo tiempo, efectos positivos, que permitan alcanzar puntos de coincidencia. Sería oportuno e histórico que ambos intercambien inquietudes, para que, en el futuro inmediato, extremen esfuerzos, en una cruzada por la salvación nacional. Acá se trata de trabajar, ahora o nunca, por Bolivia. El objetivo, fundamental, es salir del hueco, de la crisis económica. Y no debiéramos perder tiempo en diferencias intestinas.
La gestión 2020 fue “un año catastrófico para todos”, aseguró el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Luis Barbery. Palabras que involucran a todos y no se refieren a una institución en particular. Cuando señala “para todos”, quiso decir que nadie, en el territorio nacional, estuvo a salvo, de las feroces arremetidas tanto de las movilizaciones sociales como del “enemigo invisible”. Hechos que marcaron, indudablemente, pérdidas, de consideración, no sólo al empresariado, sino al bolsillo del común de la gente. De ahí que se incrementaron los índices de la desigualdad social.
Comprometen, en este contexto, la solidaridad “para todos”, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, que constituyen una población de aproximadamente once millones de habitantes, quienes lucharon, con mucha decisión, por la vida, por la salud y el bienestar, en los meses más duros de la pandemia del coronavirus. “Para todos” ellos que sobrevivieron al miedo, a la angustia y la desesperación, en el confinamiento de sus hogares. Pero que aún viven pendientes del rebrote y redoblando esfuerzos para sobrevivir en la crisis económica. A ellos se refería Barbery, al utilizar la expresión “para todos”.
La empresa privada no es una isla, tampoco una institución ajena al acontecer nacional, sino que se desarrolla con el ritmo que asume el país, en tiempos fructíferos e infructíferos. Es decir, en años buenos y años malos. Con gobiernos responsables y con gobiernos irresponsables. Sus logros y frustraciones, sus avances y retrocesos, son reflejos propios de ese proceso histórico. Acá no hay dónde perderse. Una prueba de ello es que, como consecuencia del virus chino, importantes unidades productoras fueron cerradas, otras están en quiebra y muchas tratan de reducir sus actividades.
De veras que la empresa privada atraviesa su peor momento. En el pasado inmediato, recordemos, el odio político le hizo mucho daño. Ahora la pandemia del coronavirus se ha ensañado contra ella. Habría que incentivarla, para que salga adelante.
En suma: la solidaridad entre los bolivianos, empresarios y asalariados, nos permitirá construir un venidero mejor, a favor, particularmente, de los que vienen detrás de nosotros.
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