El combinado “cafetalero” pudo rescatar un punto en un encuentro que empezó ganando, termino empatándolo en los últimos minutos del partido.
Con una bola hecha de trapo, el entonces niño Jorge Bergoglio daba sus primeros toques al balón en una época en que los jóvenes debían recurrir a la inventiva para jugar al fútbol en la calle, recordó ayer el ahora papa Francisco en una entrevista en la que calificó de “poeta” a Diego Maradona.
“Conocí a Diego Armando Maradona con motivo de un partido por la paz en 2014. Recuerdo con placer todo lo que hizo Diego por Scholas Occurrentes, la Fundación que se ocupa de los más necesitados en todo el mundo. En la cancha era poeta, un gran campeón que dio alegría a millones de personas, tanto en Argentina como en Nápoles. También era un hombre muy frágil”, señala el primer papa latinoamericano al diario deportivo italiano ‘La Gazzetta dello Sport’.
El Sumo Pontífice afirma que cuando supo que Maradona había fallecido, a los 60 años de edad, el pasado 25 de noviembre, rezó por él y envió un rosario a su familia, junto a algunas palabras de consuelo.
“Tengo un recuerdo personal vinculado al Mundial de 1986, el que ganó Argentina gracias a Maradona. Estaba en Fráncfort, fue un momento difícil para mí, estaba estudiando el idioma y recopilando material para mi tesis. No había podido ver la final del Mundial y recién al día siguiente me enteré de la victoria de Argentina sobre Alemania, cuando una chica japonesa escribió “Viva Argentina” en la pizarra durante una lección de alemán. Lo recuerdo, personalmente, como la victoria de la soledad porque no tenía con quien compartir la alegría de esa victoria deportiva. La soledad te hace sentir solo, mientras que lo que embellece la alegría es poder compartirla”, recuerda.
En la entrevista, Francisco, a sus 84 años, fiel seguidor del club San Lorenzo de Almagro, hace un repaso a sus primeros recuerdos futbolísticos en Buenos Aires.
“Recuerdo muy bien y con gusto cuando, de niño, mi familia iba al estadio El Gasómetro (el primer estadio de San Lorenzo). Recuerdo, en particular, el campeonato de 1946, el que ganó mi San Lorenzo. Recuerdo aquellos días que pasé viendo a aquellos futbolistas jugando y la alegría de los niños cuando regresábamos a casa. La alegría, la alegría en la cara de la gente, la adrenalina en la sangre”, explica.
“Luego tengo otro recuerdo, el de la pelota de trapo. El cuero era caro y éramos pobres. Una bola de trapo nos bastaba para divertirnos y casi hacer milagros jugando en la placita cerca de casa. De niño me gustaba el fútbol, pero no era de los mejores, al contrario, era lo que en Argentina llaman “pata dura”. Por eso siempre me hacían jugar de arquero”, añade.
“Mi deseo es muy simple, lo digo con las palabras que escribieron en una camiseta que me regalaron: ‘Mejor una derrota limpia que una victoria sucia’. Se lo deseo a todo el mundo, no solo al deporte. Es la manera más hermosa de jugar en tu vida, con la cabeza en alto”, concluye.
"Recuerdo con placer. En la cancha era poeta, un gran campeón que dio alegría a millones de personas, tanto en Argentina como en Nápoles. También era un hombre muy frágil."
"No había podido ver la final del Mundial y recién al día siguiente me enteré de la victoria de Argentina sobre Alemania, cuando una chica japonesa escribió “Viva Argentina” en la pizarra."