Un nuevo y difícil año nuevo 2021

Si bien la situación política del país está en vías de estabilizarse, la económica muestra ribetes no muy optimistas que se diga y, entre tanto, la población y el gobierno tendrán que ajustarse los pantalones para enfrentar dificultades de antiguo como reciente origen.

Pasado el tiempo de las vacas gordas y las causas que lo determinaron, ahora se perfila un horizonte con amenazantes nubarrones y, por tanto, se tendrá que enfrentar un período de las vacas flacas debido, precisamente, a que ya no existen las condiciones de bonanza que originaron la abundancia de dólares y divisas y la posibilidad de gastar a manos llenas sin prever lo que podría sobrevenir cuando deje de llover el maná del cielo sin hacer mayores esfuerzos. Al respecto, un ex Ministro de Justicia calculó que durante los 14 años del MAS ingresaron al país 340.000 millones de dólares, de los que no se sabe su destino.

Los problemas son enormes. Los precios de las materias primas (gas, estaño, etc.) han caído a un tercio en relación con ocho o diez años atrás. El petróleo bajó de 150 a 5 dólares el barril y el estaño de 15 a 5 dólares la libra. Los ingresos del país bajaron a la mitad, pues también han caído las remesas del exterior. La agricultura tradicional que abastece a las ciudades está en decadencia; la industria poco menos que agonizante; la minería en baja; otros rubros en agonía. En síntesis, el producto interno bruto (PIB) está en descenso y su porvenir. La caída del PIB en 11 por ciento implica unos 4.400 millones de dólares solo en producción de bienes y servicios. El déficit comercial registró el año pasado 141 millones de dólares.

Las cosas no están mejor en otros ramos. Por lo menos cincuenta empresas estatales no funcionan, trabajan una vez al año, están abandonadas, son deficitarias, etc. y lo peor es que siendo una inversión de más de 18 mil millones de bolivianos no producen ni un dólar de ganancia, cuando en realidad esa suma debía estar llenando las arcas del Estado con ganancias.

Los casos de Bulo Bulo, BoA, varios aeropuertos, planta separadora de líquidos, Quipus, Papelbol, (que significan inversión de más de mil millones de dólares) no rinden ganancia y parece que su compra tendrá que ser revisada y estos “elefantes blancos” terminar en el cementerio, etc. La planta de empleados púbicos pasó de 200 mil a 536 mil.

Por otro lado, la deuda externa, que pasa de los 11.300 millones de dólares, es un dolor de cabeza, pues casa año hay que pagar amortizaciones e intereses por más de 800 millones de dólares. En cuanto a la deuda interna, en octubre pasado llegó a 9.300 millones de dólares con un incremento de cien por cien en últimos tres años.

Para reactivar la economía se requiere entre 6.000 a 8.000 millones de dólares, cuya financiación es muy remota. La inversión extranjera cayó en 49 por ciento en el primer semestre del año que termina.

Este somero diagnóstico, que se refiere solo a algunos problemas, es el que pesará este año nuevo sobre las espaldas del pueblo y, en especial, del gobierno del presidente Luis Arce que lo heredó y que ha adelantado que está estudiando el asunto para resolverlo.