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Una mesa puesta con estilo…



En el montaje de una mesa, lo que prima es el buen gusto.
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Atrás quedó el 2020, los primeros segundos del nuevo año brindamos porque éste sea mejor, nuestros deseos fueron enfocados en la paz, el amor y la salud… muchos apostamos por el éxito.

Como cada año, la cena de Nochebuena y de Fin de Año fueron las protagonistas. Muchas familias emplearon un especial esmero en el montaje de la mesa y el menú que ofrecieron a sus invitados.

En las redes sociales, he podido apreciar el buen gusto de muchas anfitrionas, mesas sencillas ornamentación adecuada para la ocasión, donde la vajilla utilizada lucía muy bien y no precisamente porque venía de Bavaria, sino por el buen gusto en la elección de los tonos y por qué no decirlo por lo simple del diseño, además de no tener una mesa saturada, más aun, pensando en el momento delicado que atravesamos por el tema de salubridad y me refiero al espacio entre comensal y comensal.

En otros casos, he podido apreciar mesas con ornamentación exagerada, llena de lindos y finos detalles, pero donde no cabía un solo alfiler más, era fácil confundir los cubiertos de uno y otro comensal, pues no había un espacio apropiado que los separase, de no saber que los tenedores van siempre a la izquierda del plato de sitio o fondo y los cuchillos y cucharas a la derecha, yo misma no hubiera sabido cuáles eran míos, pues no tenían separación entre uno y otro. Lo primero que percibí fue que no se trataba de una mesa acorde con los protocolos de bioseguridad que debemos seguir.

He visto hermosas mesas, donde el dorado era el color que predominaba, por alguna razón se asocia mucho el color dorado con la elegancia, aunque si no lo sabemos utilizar correctamente y exageramos, corremos el riesgo de demostrar todo lo contrario.

Hubo una mesa que llamó mi atención, tenía cubiertos dorados para 4 tiempos, pueden imaginar el despliegue de cubertería, estaban las copas de agua, vino tinto, vino blanco y la del vino espumante, en cada copa colgaba de la espiga (pie o tallo) una especie de cadenita con algún motivo navideño, bastante interesante aunque nada cómodo para beber, sobre el plato llano había una gran servilleta en forma de abanico, cuyo centro se encontraba sujetado por otra cadenita alusiva a la ocasión, la mesa estaba llena de pequeñas luces blancas dentro de los arreglos de flores secas muy bonitas por cierto que daban un efecto de luces indirectas, y ocupaban todo el centro de la mesa de extremo a extremo, también habían candelabros que tal vez no hubiesen sido necesarios porque en la parte frontal de cada sitio ya había un pequeño vaso con su respectiva vela ya encendida, los colores utilizados eran el negro y dorado.

Sin duda una mesa llena de detalles, demasiados para mi gusto, pero más allá de eso, una mesa difícil y nada práctica. Al ver la imagen trataba de ver su composición, y mi primera impresión me llevó a decir: ¿Qué hago cuando le quite la cadenita a la servilleta?, ¿Dónde la pongo?... y es que no había espacio para nada, seguí recorriendo la mesa y se me presentó otro problema, cómo hago para beber el vino, pues había otra cadenita dorada que entrelazaba las copas.

La composición de la mesa… interesante; sin embargo, no ofrecía comodidad a los comensales, no era realmente práctica, para muchos, se trataba de una mesa sumamente elegante (de acuerdo con la cantidad de likes y comentarios…), sin duda el color dorado cumple un papel importante en esos casos, pero también puede verse como algo pretencioso y sin gusto. Algunas personas con apreciaciones más exquisitas podrían verlo como algo ordinario... bueno hay gustos para todo.

Hay muchos aspectos que debemos cuidar cuando realizamos un montaje de mesa, no se trata de poner una cristalería de Bohemia y esperar que haya magia, mientras una mesa sea más sencilla puede llegar a ser más elegante, más cómoda, práctica y vistosa.

Si exageramos con la ornamentación, corremos el riesgo de que nuestra mesa propicie pequeños accidentes por la falta de espacio, además de no ser interesante tener que cuidar nuestros movimientos para no hacer caer alguno de los adornos o simplemente no incomodar al vecino.

Esto no aplica solo para las mesas navideñas o de fin de año, por supuesto aplica para las mesas de cualquier evento o acontecimiento, mesas de cada día, no es necesario tener una vajilla cara o una cristalería inalcanzable, podemos tener una vajilla muy sencilla en casa y hacer un montaje de mesa hermoso, todo está en el esmero y buen gusto de cada anfitrión, lo que sí debemos procurar es que la mantelería, servilletas, vajilla, cristalería, cubertería y lo que utilicemos en la mesa esté en buenas condiciones y procurar que los tonos combinen.

No se olviden que el placer de comer se inicia con el espectáculo de una mesa puesta con estilo.

Georgette E. Bretel de Aliaga

Escritora y experta

Ceremonial, Protocolo,

Etiqueta y Comportamiento Social

www.facebook.com/Georgette.E.Bretel.de.Aliaga

Gebreteldealiaga.blogspot.com

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