Hacía ocho años que el Manchester United no saboreaba el liderato rozando el ecuador de la Premier. La última vez, Sir Alex Ferguson consumía su última temporada en Old Trafford y Rooney, Van Persie, Giggs, Scholes, Ferdinand, Vidic, Evra... y De Gea mandaban en un equipo que era primero en la jornada 17 con seis puntos más que sus vecinos del City. Terminaron la temporada 2012-13 campeones... abriendo un oscuro paréntesis en su historia al que pusieron luz con la victoria (0-1) en Burnley que les llevó a la cima de la Premier con tres puntos de ventaja sobre el Liverpool. Paul Pogba anotó el único gol del encuentro, a los 71’.
El camino hasta el primer puesto ha sido larguísimo y tortuoso. Desde la salida del longevo mánager escocés los diablos rojos entraron en el infierno consumiendo entrenadores -Moyes, Giggs, Van Gaal, Mourinho y Solskjaer-, 1.200 millones de euros en fichajes de dudoso rendimiento, años sin Champions... hasta que sanaron sus heridas. Solski, cuestionado tras la derrota (0-1) ante el Arsenal que dejó al Manu decimoquinto, fue uno de los ejes del equipo.