La transición de un nuevo orden internacional

La Fundación Konrad Adenauer Seiftung, con sede en Montevideo, Uruguay, llevó a cabo un simposio sobre un tema de mucha actualidad, cual es la perspectiva del futuro político-económico de nuestro planeta. El desarrollo de la reunión quedó plasmado en el informe elaborado por el Dr. Fabián Novak, titulado “Un nuevo orden internacional en transición”, el mismo que fue publicado en el boletín de la institución ¨Diálogo Político¨ del mes de agosto último.

Siendo un tema de tanta importancia, llama la atención que no hubiere tenido una buena difusión en el país, razón por la cual creemos conveniente presentar algunos comentarios sobre el mencionado documento.

El mismo comienza analizando un declive relativo de EEUU y Europa, conjunto de países que mantuvieron un predominio del orden mundial desde finales de la Segunda Guerra Mundial, el mismo que se va diluyendo paulatinamente en nuestros días.

El declive de EEUU se lo explica por la burbuja inmobiliaria que se presentó en su economía el 2002 y la crisis financiera global que ésta produjo en 2008, asimismo, por los gastos militares que tuvo en conflictos como los de Irak y Afganistán, el fuerte débito comercial que le causó la importación de bienes cuya producción dejó en beneficio de algunos países emergentes, todo lo cual significó un déficit comercial que se incrementó de 2 mil millones en 1971 a 497.8 mil millones de dólares el 2010.

El informe responsabiliza a EEUU de manejar su déficit emitiendo y vendiendo bonos de deuda pública a niveles excesivos, generando dependencia de los países sostenedores de los mismos, como es el caso de China. Lo que, además, creó desconfianza y pérdida de influencia entre sus aliados.

Seguidamente, el informe analiza el decaimiento de Europa, ocurrido simultáneamente a los desbarajustes americanos, anotando para ello los problemas económicos que enfrentó en la mencionada crisis mundial de 2008 y 2009, los movimientos populistas internos, el terrorismo desatado en varios de sus países, las olas migratorias africanas incontenibles, las objeciones al proceso de integración europea por algunos de sus asociados. Todo lo cual no le permitió enfrentar como debía sus asuntos internacionales.

Se anota que, uno de los resultados de esta parafernalia es posible apreciar en la disminución del comercio de EEUU y sus aliados de un 60% mundial en 1995 a un 40% mundial de esa fecha; de la misma manera, el descenso de los gastos de defensa a nivel internacional, que disminuyeron en un 28% y, el nuevo direccionamiento que adquirió la inversión extranjera hacia los mercados emergentes en vez de Europa o EEUU.

De otro lado, el informe resalta la importancia de China y otras potencias en el concierto internacional, significando a ese país como la segunda potencia económica mundial actual y augurándole para el año 2030 un PIB que alcanzará aproximadamente a 60 mil millones de dólares, que sería equivalente al doble del de los EEUU, y para el año 2050 la aparición de nuevas potencias como la India, que vendrá a ser la segunda economía mundial e indonesia la cuarta mundial. Por lo que se concluye, que la comunidad norteamericana-europea deberá compartir muchos espacios en la toma de decisiones.

Se debe destacar que el documento cita a China como el mayor país exportador mundial del momento, dado que acumula la mayor cantidad de reservas de divisas (40% del total mundial en su momento) y como la segunda potencia en inversión extranjera, en gastos militares (14% del gasto mundial) y en inversión tecnológica y desarrollo. El informe también opina que es posible que la pandemia incremente ese menoscabo de los países occidentales.

Otro apartado del documento plantea la pregunta: ¨China ¿poder benefactor o estrategia de negocios?¨. Se puede suponer que la pregunta va en sentido de si todas las inversiones y los créditos millonarios de China, especialmente a países del tercer mundo o emergentes, se trata de un afán sincero de cooperación o simplemente es una estrategia de negocios para asentar su poder económico y dominación en esos países.

Son también importantes las consideraciones que se efectúa sobre dos instrumentos de coordinación político-económica de los países occidentales, como son la globalización y el multilateralismo, destacando la insatisfacción sobre la primera debido al crecimiento desmedido y desigual de la riqueza en los países centrales y la falta de solidaridad con los países marginales en su distribución, y el declinamiento del segundo, por la crisis de las relaciones de EEUU y Europa y las posturas de algunas administraciones norteamericanas, concretamente se señala las de Bush y Trump, demasiado nacionalistas y de poco apego a los convenios internacionales. De otro lado, se comenta la ineficacia en la labor de los mismos organismos internacionales, como es el comportamiento de la OMS en la pandemia actual.

Otro fenómeno que se menciona en esta transición política-económica mundial es el de los populismos, gobiernos que se han hecho presentes afectando a los países, sean éstos desarrollados, emergentes o de tercer mundo, de izquierda o de derecha, respondiendo a características extremas poco insinceras y poco ortodoxas, propias de cada país. Asimismo, se hace notar la recesión en la que se encuentra la democracia en los países, dado el surgimiento de varios sistemas autoritarios híbridos de gobierno, el desprestigio de las clases gobernantes por la acentuada corrupción, el abandono del papel de liderazgo de los países centrales y varios otros factores que demuestran el descontento general.

En la Reflexión Final de la reunión, se manifiesta que: América Latina debe apostar por un relacionamiento múltiple con las potencias tradicionales y las emergentes y que este relacionamiento múltiple y pragmático debe realizarse de manera cuidadosa y equilibrada.

El Ing. Edgar Ergueta Ávila es Consultor Internacional, Funcionario Internacional del A. Cartagena, ALADI.