Dilman David Armella Garnica
El esquema social neoliberal boliviano durante su implementación a nivel de la escuela estimuló una ética individualista y competitiva alienante, a tal punto que profundizó el rol patriarcal proveedor de los “padres” de familia, desconociendo su participación en la construcción socio-pedagógica.
La escuela construida después de los ajustes estructurales propuestos por la Reforma Educativa 1.565 planteó una nueva comprensión de la educación en Bolivia, y la reconfiguración de los roles de los actores educativos. De acuerdo con esta nueva forma de entender la educación como la fragmentación de los espacios educativos, el aula llegó a ser un espacio exclusivo de interacción pedagógica, donde los otros fenómenos alrededor de ella fueron marginalizados.
Esta concepción de escuela generó un imaginario en los «padres» de familia, quienes tenían como única fuente válida de conocimientos el aula; es decir, el conocimiento era resultado de la interacción entre los estudiantes y el profesor, en la que éste último era la autoridad y fuente misma de los saberes, lo que género que los padres de familia no sean partícipes en los procesos educativos, por ser considerados desprovistos de saberes y conocimientos válidos.
Dos claros ejemplos de este fenómeno; uno, es que muchos padres delegaban su autoridad al profesor, indicándole que podía tomarse atribuciones de castigo si sus hijos no hacían caso a las indicaciones o tareas; dos, los estudiantes tenían como verdad absoluta lo que decía el profesor, a quien se consideraba una especie de atalaya que regulaba los procesos pedagógicos.
Estos dos aspectos reforzaron el rol de proveedor de los padres de familia, quienes solo tenían la obligación de dar las condiciones materiales a sus hijos y dejar al profesor la construcción o transmisión de los conocimientos. Entonces el rol de los padres de familia se limitó a cumplir con la lista de útiles, ir a las reuniones informativas y hacer un seguimiento de las notas de sus hijos, pero no ser partícipes de los procesos pedagógicos.
Con la implementación del Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo se busca deconstruir este concepto de escuela, denominada como tradicional, bajo una ética comunitaria, complementaria y con identidad propia, que permita cuestionar el rol patriarcal proveedor de los padres y madres de familia, reconociendo su importancia en la construcción pedagógica y social.
Entonces con la Ley 070 «Avelino Siñani – Elizardo Pérez» se busca construir una nueva comprensión de la educación en Bolivia, que permita articular a los actores educativos y los espacios del aula con la unidad educativa y éstas con la comunidad de forma integral y holística.
Esta concepción de comunidad educativa ha generado nuevos imaginarios y prácticas en los que los padres y «madres» de familia son considerados/as como fuente válida de conocimientos, que en términos metodológicos significa partir de los conocimientos previos, la experiencia y experimentación que involucran de manera directa o participativa los conocimientos familiares y de la comunidad como punto de partida para las prácticas educativas. Es decir, que los padres o madres de familia llegan a ser fuentes de conocimientos teórico-prácticos válidos para motivar los procesos pedagógicos y que son incorporados en las prácticas educativas.
Dos claros ejemplos de esta construcción socio-comunitaria participativa; uno, para realizar el PSP se toma en cuenta a todos los actores educativos, estudiantes, maestros/as, padres y madres de familia, relacionados de manera horizontal; dos, los estudiantes tienen una mayor libertad de aportar y participar en la construcción de los conocimientos.
Como consecuencia de estos dos aspectos prácticos se rompe con el rol proveedor de los padres y madres de familia, quienes, ahora, son parte de la construcción de saberes y conocimientos, quienes participan de manera comprometida en las actividades pedagógicas de sus hijos e hijas.
En tal sentido, el Mescp propone desafíos a los actores educativos padres y/o «madres», estudiantes y maestros/as de construir puentes comunes donde el sistema neoliberal propuso hacer muros, que permitan una construcción socio-pedagógica capaz de resolver los problemas propios que no pueden ser individuales, sino colectivos, para ello se necesita romper los roles tradicionales que fragmentaron la realidad educativa y aislaron a los sujetos educativos en la construcción colectiva del Estado plurinacional.
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