En pleno tiempo de pandemia, con una segunda ola en curso, vi el interesante debate “¿El dióxido de cloro cura el Covid?” (El Bunker – Cabildo Digital, https://www.facebook.com/azbunker/videos/707950059909316, 15.01.2021).
Los entrevistadores fueron Agustín Zambrana (Santa Cruz) y Virginio Lema (Tarija) y los médicos invitados al programa, Leonardo Ferreira (California, EEUU) -autodenominado “científico que aprende todos los días”- y Patricia Callisperis (La Paz, Bolivia), una gladiadora para defender sus ideas en pro del dióxido de cloro, así como la valía de los bolivianos en materia científica.
Lo primero que se dejó en claro -para desvirtuar el equívoco sobre el tema- es que “dióxido de cloro” (clorito de sodio) no es lo mismo que “lejía” (hipoclorito de sodio), ya que al confundirse ambos productos se dice que el dióxido de cloro daña la salud, cuando la que sí dañaría -de consumirse- es la lejía (lavandina).
De lo expresado por el científico rescaté que: él sigue esperando estudios sobre el dióxido de cloro; solo lee artículos científicos; opina que usar vacunas que no han llegado a la Fase 3 es “flagrante” (un crimen que un país las fabrique para usarse en otros pero no en sus ciudadanos); que la ciencia se basa en estudios y que no hay uno que diga que el dióxido de cloro ayuda 100% contra el Covid-19.
Ahora me centraré en lo que aprendí al oír a la Dra. Callisperis: el dióxido de cloro es un gas que se puede producir mezclando ácido clorhídrico con ácido cítrico o directamente por electrólisis; que se lo debería tomar al estar demostrado su efecto virusida y antibacteriano; se presenta como una agua mineral que ayuda al cuerpo humano a mantenerse equilibrado en alcalinidad (ambiente adverso al coronavirus que requiere un entorno ácido) por lo que oxigena mejor; y, como el virus entra por las mucosas de la boca, ojos y nariz, está comprobado que su aplicación tópica en la cara no solo ayuda a evitar el contagio sino que hasta disminuye las arrugas.
Informó que el estudio Fase 1 del NP001 (clorito de sodio o dióxido de cloro) fue autorizado en 2015 por la FDA de EEUU a Neuraltus Pharmaceuticals para tratar la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), determinándose su no toxicidad, por tanto, no hay peligro de consumirlo en cantidades adecuadas, y que está en curso la Fase 2 a través de un ensayo clínico multicéntrico del NP001.
En relación con los que se alarman por el consumo de dióxido de cloro, informó que la industria de alimentos lo usa como desinfectante desde hace muchos años para eliminar virus, hongos y bacterias de los alimentos que luego comemos; y, para los que se burlan del mismo, ejemplificó al alcohol que también es utilizado para desinfectar, así como para consumirlo como vino u otros tragos, sin problema.
Dijo que, estando comprobado como un eficaz virusida con más de 1.400 resultados científicos (Publimed.org), el dióxido de cloro se presenta como uno de los descubrimientos más importantes de la ciencia -en décadas- para combatir los virus en general, entre ellos el Covid-19 y, que dos equipos famosísimos lo toman en los intervalos, para bajar la acidez y lograr mayor potencia energética.
Refirió también casos de personas que -de estar en terapia intensiva, saturando 70- se salvaron utilizando dióxido de cloro (hay 5.800 testimonios documentados en Bolivia). Contó el caso de la Sra. Ruth Lucila Mamani Guzmán, que con 19,5 de creatitina (máximo 1,4 para mujeres) y apenas 45 de saturación (mínimo recomendable 90) tomó dióxido de cloro y salvó su vida. Hasta aquí la entrevista.
Relato ahora un caso que vi de cerca en Santa Cruz en 2020: una paciente con daño pulmonar por el Covid-19 y con cinco enfermedades de base, que casi no podía respirar ni moverse por la pulmonía, decidió usar el dióxido de cloro y al final del primer día de tomarlo se pudo sentar, mejoró su respiración un 50%, pasó a saturar 90 y se salvó de morir.
Frente a las nuevas cepas del virus y a fin de prevenir un masivo contagio en Bolivia ¿por qué no optar por la profilaxis utilizando el dióxido de cloro? En facilito… ¿no sería mejor prevenir que curar?
Si bien es cierto que no hay un estudio Fase 3 que demuestre que el dióxido de cloro sana; siendo que por el de Fase 1 admite que el tomarlo no hace daño; y, dada la evidencia empírica de miles de personas que recuperaron su salud con ello y que hasta muchos médicos lo utilizan para sus pacientes y para sí mismos… ¿por qué no promover su uso preventivo en la segunda ola de la pandemia en curso?
El autor es Economista y Pastor.
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