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[Ignacio Vera]

La espada en la palabra

Y nuestros libros… ¿qué?


Soy de los hombres que reconocen los aciertos del adversario. Porque solamente los carentes de juicio crítico, serenidad y, sobre todo, nobleza, se empecinan en negar que el rival también puede tener virtudes.

En ese sentido, puedo decir que una de las cosas buenas del Gobierno del MAS fue la iniciativa editorial de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB). El proyecto fue de gran envergadura y, podría decirse, tuvo metas profundas de operación en el espíritu colectivo de la población, pese a que la masa lectora en Bolivia es todavía ínfima. Los libros seleccionados para la BBB, hasta donde sé y vi, no tienen una inclinación política, o por lo menos no la tienen tan acentuada, cosa que no ocurre con otras publicaciones que periódicamente sacan a la luz ministerios u otras entidades públicas, y que difícilmente se encasillarían en lo que es realmente una iniciativa cultural.

El comité editorial encargado de la selección de las obras hizo, para mi criterio, un trabajo de relativo valor, al elegir obras de narrativa que, si bien pudieron haber recibido algún aplauso de las nuevas tendencias literarias, aún no se han consagrado como para considerarlas fundamentales de nuestro acervo literario. Del cuidado de edición, los textos prologales y las notas al pie, nada se puede observar ni criticar.

El proyecto fue ambicioso por su contenido, pero también en virtud de su forma, ya que la presentación y la edición de las obras son encomiables y esmeradas. El precio de los libros, considerando su calidad editorial y material, es módico y accesible para un estudiante curioso por nuestras letras. Se trata seguramente, en suma, del proyecto editorial público más importante que se haya hecho en nuestra historia.

Lo triste es que, según entiendo, el proyecto ha quedado paralizado o por lo menos mermado. La explicación debe tener que ver con la pandemia, pero sobre todo tiene que ver con el borrascoso clima político que casi siempre se vive en Bolivia. Nuestro ambiente político nunca ha sido campo fértil para la cultura, la ciencia y las artes. Lamentablemente, aquí se ha adoptado y casi institucionalizado una extraña cultura política: cuando entra un nuevo gobierno, los proyectos del anterior son menospreciados (ej.: el cierre del Ministerio de Culturas y la consecuente desestimación de la BBB). Los conflictos poselectorales de 2019 y la constante tensión social tienen indudablemente directa relación con este detenimiento. Uno de los mejores años de la BBB fue 2017, cuando se entregaron al público 17 títulos; luego ese ritmo de publicaciones fue descendiendo drásticamente en 2018 y 2019. Obviamente la pandemia fue otro golpe más para este feliz proyecto de publicaciones.

En cola de digitalización…, en proceso de gestión…, en revisión final…, en edición…, en espera de ceremonia de presentación… Las explicaciones de los funcionarios del CIS son muchas, pero los libros que vemos ahora son pocos. Es una situación lamentable, triste. Porque mientras en el hemiciclo del Congreso se hace politiquería estrepitosa, los autores muertos de la colección de la BBB esperan mudos todavía que algún parlamentario tenga la brillante idea de hacer fiscalización o seguimiento sobre este proyecto que, repito, constituye uno de los más nobles y constructivos para la sociedad boliviana.

Mis esperanzas sobre esto último son casi nulas, pues yo sé bien que a los parlamentarios, tanto del oficialismo cuanto de la oposición, no les seducen las letras, ni el arte ni la lectura ni las bibliotecas; por el contrario, sienten pasión por las luchas internas y están a la pesca de cualquier chisme que pueda dañar el honor del contrincante. Pero si alguno de ellos lee este artículo, lo insto a realizar algo verdaderamente provechoso: averiguar qué sucede con esos libros, que son en realidad nuestros, pues están pagados con el dinero de todos y por todos deberían ser leídos.

Ignacio Vera de Rada es profesor universitario.

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

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