Celia Ichuta Triguero
La rutina de los infantes, adolescentes, jóvenes y adultos que se dedicaban a interactuar en el ámbito educativo se ha transformado abruptamente; por lo que hoy se ven impedidos de hacerlo con esa libertad que se tenía, que quizá no se llegó a apreciar, como muchas otras cosas. Sin embargo, hoy toca enfrentar estos desafíos que plantea la pandemia mundial. En cierta forma, en diversos países lograrán desarrollar las labores educativas con las herramientas que les permita su economía, pero difícilmente volverá a ser igual.
Con todo esto, las autoridades educativas, docentes, estudiantes y padres/madres de familia deben afrontar y continuar con una educación a distancia y evitar la concentración masiva para prevenir los riesgos y consecuencias de los contagios por coronavirus que podrían derivar incluso en la muerte de sus seres queridos. Mientras que para las autoridades educativas la dificultad estriba en lograr que sus disposiciones beneficien a la generalidad de los estudiantes. Por su parte, los docentes deben lograr un proceso de enseñanza–aprendizaje adecuado para fortalecer las capacidades, habilidades y destrezas ─ya por ende era complicado en la modalidad presencial debido a muchos factores─, pero ahora su tarea pasa por la actualización en la tecnología y así llegar a todos sus estudiantes y buscar opciones para aquellos estudiantes que no acceden a los medios tecnológicos por la situación económica.
En el caso de los estudiantes, ahora ya no estarán en contacto directo con sus compañeros, con quienes disfrutaban momentos de aprendizaje y compartían juegos, en especial los niños de nivel inicial: prekínder y kínder. Como señala Natalia Calderón, psicopedagoga de Costa Rica: “La primera infancia es el periodo en el que tiene lugar el proceso de socialización más intenso, cuando el ser humano es más apto para aprender”, pues la socialización resulta fundamental para potenciar y desarrollar el lenguaje, además de poner en juego las habilidades emocionales. Una modalidad a distancia implica cortarles las alas a los niños de inicial, pues deben pasar tiempo frente a las pantallas de un teléfono móvil o una laptop, aunque en ocasiones la señal es mala, hay quienes ni siquiera podrán conectarse por ese medio, por la falta de acceso a dispositivos. Todo ello implica fortalecer el hecho de ser autodidactas, es decir, autónomos en su aprendizaje.
Por otra parte, el desafío que representa la educación a distancia para los padres y madres de familia es aún mayor, no sólo por el hecho de la situación económica, ya que, para variar, requieren de más de un teléfono móvil, pues ellos trabajan y necesitan llevarlo, pero también deben dejar otro celular en casa para que sus hijos accedan a las clases de sus maestros y maestras. No terminando con ese problema todavía, queda una preocupación, pues no tienen a quien supervise a sus hijos en cuanto a participación en las videoconferencias. Pero no acaba ahí, también los padres de familia, aparte de apoyar a sus hijos en casa, deben actualizarse en cuanto a las plataformas educativas.
La educación a distancia generalmente ha estado dirigida a personas adultas, por la falta de tiempo y su situación laboral, sin embargo, hoy será también para los adolescentes e infantes, inclusive para los pequeños del nivel Inicial. Pero es la única manera de llevar adelante la educación en este momento de pandemia, cuando todos los actores educativos deben pasar por situaciones estresantes para efectuar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Según estudios recientes de la Unesco, Covid-19 plantea retos importantes para los sistemas educativos y sociales de los países de la región, que deberán ser abordados de manera articulada. En el puente tecnológico en el que se encuentra la educación, solamente queda a los maestros y maestras encender luces para llegar a sus estudiantes propiciando una enseñanza vivencial desde la distancia, procurando despertar el sentir de sus estudiantes y buscar opciones para llegar a aquellos que no pueden acceder a recursos tecnológicos. A los estudiantes les queda demostrar disciplina en sus estudios y a los padres de familia poner la mayor disposición ante cada obstáculo en la educación de sus hijos e hijas.
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