Sentir al país para amarlo y servirlo

Son muchas las vicisitudes por las que pasó nuestro país, sus desconsuelos, decepciones y frustraciones son infinitas y poco o nada de ello son causa o motivo para cambios sustanciales en servicio de la nación; gobiernos, partidos políticos e instituciones de toda naturaleza proclaman y hacen mucha ostentación de amor por lo que importa a todos los pueblos el presente y futuro. Cada cambio de gobierno es ocasión propicia para declaraciones, promesas y juramentos para reiterar siempre lo mismo; pero, la realidad que es reflejo de la verdad, muestra lo contrario o, muy pocas veces, lo poquísimo que se hace y que, por lo insignificante, se diluye en el tiempo por la fragilidad de la memoria; sin embargo, queda en la memoria del pueblo los contenidos de las promesas y, muy nítidamente, los resultados y consecuencias de los hechos, de lo mucho incumplido que repercuten seriamente en incremento de la pobreza y el subdesarrollo.

Partidos políticos han aprendido modos y formas populistas y demagógicas para expresar promesas de toda laya, compromisos que formulan hasta alcanzar el poder –pocas veces, solos; otras, siendo parte de coaliciones con ganadores en elecciones y, lo más normal y corriente, apegados a regímenes de facto, especialmente militares –del que disfrutan mucho y, pasado algún tiempo, proclaman ser demócratas y contrarios a gobiernos dictatoriales o tiránicos; esta es, pues, realidad que ha espectado el pueblo en muchísimas ocasiones y que supieron aprovechar grupos políticos de extrema izquierda o derecha que, igualmente, siempre buscaron el poder por el poder con tal de alcanzar cuantiosos beneficios para disfrutarlos mientras se consiga cambiar al régimen por uno que sea “revolucionario” y logre concretar beneficios en favor del país y, como ello no se logra, “resignación y constancia¨ en la esperanza de hacer realidad promesas que jamás se concretan.

Es necesario e importante que el Presidente, dadas las experiencias que tiene por su paso por la administración pública en que abundaron propuestas irrealizables, instruya a sus colaboradores que sean concretos y claros en el estudio y preparación de propuestas, que cumplan esa función en consonancia con regiones y pueblos que conocen sus necesidades, que estudien las posibilidades financieras consignadas en sus respectivos presupuestos y que los contenidos de lo proyectado consigne costos, rentabilidad y otros detalles importantes que hagan realizable y productivo lo propuesto, que se consignen todos los datos precisos prescindiendo de simples suposiciones sino atenidos a realidades y, como aditamento importante, que lo hecho cumpla con todos los requisitos y condiciones señalados por las leyes. Conforme a normas legales, todas las dependencias del gobierno, instituciones, prefecturas y alcaldías deben conciliar su trabajo entre sí para evitar duplicidades y, además, hacerlo coordinando con los interesados para evitar yerros y modificaciones. Por otra parte, es importante y necesario que se tenga en cuenta al sector privado cuyo concurso es vital para el país y muy especialmente para llevar a cabo proyectos de desarrollo; asimismo, siempre tener presente que las universidades – públicas y privadas- pueden tener y cumplir misiones decisivas en el estudio y factibilidad de importantes y necesarios proyectos de desarrollo, tal como ocurre en la mayoría de países que han alcanzado altos índices de crecimiento y progreso.

Hay que convenir entre gobernantes y gobernados que son condiciones fundamentales para llevar adelante cualquier proyecto, que se sienta y ame al país, que se entienda y tome conciencia de que la patria es la madre común de todos y que por ello y muchas razones lógicas nos debemos a ella desarrollando todo esfuerzo y dedicación, mejorando las propias capacidades intelectuales y profesionales, abandonando posiciones chauvinistas que sólo velan por intereses y conveniencias personales o de grupo, haciendo que la política partidista y sus promotores y caudillos sirvan al país y no se sirvan de él, especialmente cuando están en el gobierno o en cualquier situación sea pública o privada. Amar al país y mostrar interés en servirlo es tomar conciencia de él, evitando los conflictos y las posiciones “hasta las últimas consecuencias” que nunca llegan y que nadie sabe cómo ni qué son porque resulta un simple “slogan” de propaganda barata y absurda como pretexto para declarar huelgas, paros y extremos que causan mucho daño al pueblo y dan lugar a mayor pobreza; que todos los bolivianos – especialmente los que tienen poderes laborales o sindicales, se abstengan de la demagogia y el populismo que no tienen otro fin que crear anarquía y caos que solamente causan daños y perjuicios a la nación.