Con cuatro semanas de baja por delante, descartado para la ida y seria duda para una vuelta que se jugará justo 31 días después de su lesión, Neymar está ahora mismo tocadísimo, víctima de acciones que sobrepasan en ocasiones los límites del reglamento, castigado, entienden en el mundo Ney, por una forma de jugar que da espectáculo pero que injustamente le está penalizando. Sin la protección de quienes deberían velar por evitar este tipo de situaciones.