Uno de los temas de estudio en la Ciencia Política es el de la dictadura de las mayorías, fenómeno político (del poder) que en nuestro país lo vivimos desde hace tres lustros. Del sistema democrático de gobierno y de vida (como sostenemos nosotros), entre sus elementos fundamentales está la elección de gobernantes por el voto libre ciudadano, y decimos libre porque en los regímenes autoritarios las elecciones son forzadas o fraudulentas, para que siempre gane el candidato oficial, que suele ser el mismo durante décadas.
Como resultado de las elecciones libres o fraudulentas, en los órganos de poder se concentran individuos que responden a una determinada corriente política mayoritaria, es decir a un partido político, mientras las minorías representan a otras corrientes generalmente dispersas, ya que el sistema de gobierno democrático está conformado por mayorías y minorías que representan a las diversas corrientes de pensamiento político de la sociedad.
Sucede con mucha frecuencia que las mayorías gobernantes “aplastan” a las minorías en el Órgano Legislativo, donde están los representantes del pueblo o los cooptan mediante la prebenda y el soborno. En estos días un grupo de diputados del grupo político de “Creemos” fue apartado de su bancada partidaria, acusados de ponerse al servicio del oficialismo, éstos han replicado que son una oposición con criterio, más bien deberían decir con “criterio prebendal”, pues reciben como retribución el ocupar funciones en directivas, comisiones, etc.
Esta reprobable conducta es una muestra del “derrumbe de valores éticos”, en los circunstanciales políticos que representan al soberano, pues por ellos votó una determinada cantidad de gente para que hagan oposición a través de un determinado partido político y no por el oficialismo, ya que mayorías y minorías hacen al poder representativo del pueblo.
Las corrientes populistas que asumen el poder político, una vez en el poder por la vía del voto democrático, tienden a hegemonizar el mismo, liquidando toda posibilidad de oposición y crítica de quienes piensan de manera diferente al oficialismo o con la pretensión de una oposición controlada y a su servicio, para lo cual crean partidos supuestamente opositores o cooptan a opositores mediante la prebenda.
La actitud dictatorial de las mayorías en el Órgano Legislativo ha sido la repudiada disposición de los diputados salientes de la legislatura anterior que, en función de su mayoría, determinaron la simple mayoría y no los dos tercios necesarios para una serie de acciones legislativas. Más aún ahora en la mal llamada ley “financial” -término anglosajón, cuando debería ser denominada “ley de presupuesto” o ley financiera”-, ya que la mayoría parlamentaria oficialista introdujo “de contrabando” una disposición referida a la carrera administrativa, dejando sin efecto a ésta.
Lo que sucede es que los parlamentarios “levanta manos” del oficialismo a cambio del pago mensual de una elevada remuneración, ignoran que una ley como la del presupuesto es una norma “estricto sensu”, es decir con una finalidad determinada, como son todas las leyes que elabora o debería elaborar el Órgano Legislativo, y para dejar sin efecto la carrera administrativa en el sector público, debería dictarse una nueva ley específica. Lo mismo sucedió en la primera versión del gobierno populista, cuando en una ley financiera, alargaron el término de prescripción de los adeudos tributarios de cuatro a siete años, vulnerando el llamado Código Tributario. Además, la ley financiera tiene vigencia mientras se dicte la siguiente para la gestión anual que corresponda. Lamentablemente en un país aquejado por el “virus de la ignorancia” –salvo excepciones- los legisladores responden a esa generalidad y desconocen sus funciones, competencias y responsabilidades.
La actual legislatura oficialista está tan perdida que está promoviendo un juicio de responsabilidades contra la ex presidente Jeanine Áñez, por supuesta acción golpista, lo que importa que no conocen la Constitución Política elabora por ellos a su medida.
Ya lo dijo el sabio Aristóteles, trescientos años antes de Cristo: “Cada pueblo tiene los gobernantes que se merece”.
El autor es Abogado, Politólogo y escritor.
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