El Escudo de Armas no debe ser cambiado por un símbolo desconocido

La Constitución Política del Estado establece en el Art. 6. II. “Los símbolos del Estado son la bandera tricolor rojo, amarillo y verde; el himno boliviano; el escudo de armas; la wiphala; la escarapela; la flor de la kantuta y la flor del patujú”, sin embargo, el gobierno del aguantArce, nuevamente vulnera la Constitución y cambia nuestro Escudo de Armas, por un símbolo desconocido.

La creación del Escudo de Armas y del pabellón Nacional se dio mediante la Ley del 25 de febrero de 1825, en la que Simón Bolívar otorgó al escudo las características actuales, los tres campos que representan las riquezas del país y con banderas a sus costados. Años después se dictó el Decreto Ley Nº 11.323 para establecer la uniformidad indiscutible de los símbolos de la Nación, conforme lo dispuesto por Bolívar. Por tanto, fue un legado del Libertador Simón Bolívar que nos liberó de la invasión española y a él le debemos el nombre de Bolivia.

Vemos con asombro y rechazamos la nueva violación de la Norma Suprema, por la modificación en los documentos oficiales de las embajadas, consulados, y los órganos del Estado, es decir, el cambio de nuestro símbolo patrio del Escudo de Armas por un símbolo desconocido, de manera arbitraria, autoritaria y dictatorial, atentatoria contra la dignidad de las bolivianas y los bolivianos. Este hecho nefasto para nuestra amada Bolivia es otro atropello que realiza el gobierno de Luis Arce, que sigue la política de “métale nomás”, heredada de los 14 años de violación a la Constitución Política del Estado en beneficio personal y de grupo.

Al describir brevemente nuestro símbolo, explicamos que en la parte superior del Escudo de Armas se encuentran, en el centro el Cerro Rico de Potosí, la llama y la palmera, en el óvalo la inscripción Bolivia con diez estrellas doradas, alrededor y a cada costado del óvalo, están tres pabellones banderas tricolores, el cóndor de los Andes corona el Escudo de Armas, que expresa la representación de nuestra patria. Debemos recordarles que el Cóndor de los Andes es el emblema de condecoración a las personalidades que realizaron acciones en beneficio de Bolivia, tanto nacionales como internacionales.

En el sistema educativo nos enseñaron que debemos respetar y enaltecer nuestros símbolos patrios, que representan nuestra identidad desde la fundación de Bolivia por Simón Bolívar y otros próceres que deben ser ensalzados. Por lo tanto, nuestros niños deben aprender y mantener el patriotismo por el que nos identificamos y diferenciamos ante el mundo, el mismo que se encuentra registrado en todas las bibliotecas internacionales y que no puede ser cambiado por capricho de cualquier gobierno que es solo un administrador del Estado Boliviano y, por lo tanto, se debe al soberano que lo eligió,

En el inicio del año escolar, el Ministro de Educación y las personas que lo acompañan elaboraron textos en los que también cambiaron nuestro sagrado Escudo de Armas, lo que traerá confusión a nuestros niños. Les están enseñando a NO respetar nuestros símbolos patrios y cuando sean personas adultas, no respetarán la Constitución ni las leyes, lo que significa que les están induciendo a cometer delitos. Y cuando sean personas adultas pueden ser futuros inquilinos de las cárceles. NO podemos ser un Estado en el que sean vulnerados permanentemente los artículos sagrados, porque fueron aprobados por el Soberano en un referéndum Constituyente.

Exigimos al gobierno de Luis Arce cumplir el Art. 172: “Son atribuciones de la Presidenta o del Presidente del Estado, además de las que establece esta Constitución y la ley: 1. Cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes”, que juró respetar en el momento de asumir como presidente de Bolivia, como manda la Norma Suprema. De persistir esa arbitrariedad y capricho, acudiremos a instancias jurídicas que lo obliguen a cumplir el mandato constitucional- No más violación a la Constitución Política del Estado, no más incentivo, para cometer delitos, a nuestros niños que son el futuro de Bolivia.

La autora es Abogada, ex Asambleísta Constituyente.