Si malos han sido los años “revolucionarios” para el campo industrial, mucho más lo fueron para la industria del calzado que se ha visto constreñida y hasta suprimida porque se ha creído que “mejor y más barato resultaba lo importado”. Criterio equivocado porque la fabricación de calzados en el país tuvo excelentes resultados y bastaría rememorar el caso de Calzados García, Plus Ultra, Zamora, Induvar y muchas otras que se han cerrado y han dejado anulados a empresarios y obreros del cuero que proveían de excelente material a los fabricantes de zapatos que inclusive exportaban, como es el caso de Plus Ultra, Manaco y otras. Son miles los trabajadores que se han visto privados de su trabajo, muchos emigraron a Chile, Paraguay y Argentina; otros cambiaron de profesión y pocos, muy pocos, continuaron con la provisión de buenos cueros a productores de calzados artesanales, pero con muy poca producción.
Efectivamente, fabricantes de calzados coreanos, chinos y brasileños han invadido los mercados de Bolivia con bajos precios y calidad aceptable; pero la industria nacional ya contaba con mercado externo y tenía posibilidad de incrementos muy interesantes. Es el caso de provisión a la Policía y a las Fuerzas Armadas, que igualmente fue reemplazada por las compras foráneas y dejaron de producirse en el país calzados de muy buena calidad. Este gobierno, al igual que otros del inmediato pasado, habla de la urgencia de fortalecer a la industria nacional para que provea al mercado interno y realice exportaciones, pero teniendo la competencia del contrabando, la importación legal y el apoyo gubernamental, será difícil reponer lo que costó mucho esfuerzo crear y fácil destruir. Hay que disponer, pues, medidas que permitan prohibir la importación de lo que se produce en el país, teniendo en cuenta que con una mayor producción automáticamente bajarán los costos y los precios de venta.
La producción nacional puede tener mucho éxito siempre que se cuente con garantías y apoyos del gobierno, especialmente combatiendo al contrabando. Sería oportuno que las Fuerzas Armadas y la Policía, en unión con entidades que agrupaban a los productores de calzados y proveedores de cuero, encaren el problema con prontitud y responsabilidad, en primer lugar, restituyendo trabajo a quienes demuestren que pueden fabricar productos de excelente calidad que compitan con lo foráneo, tanto en calidad como en precios y cantidad, como es el caso de calzados. Restablecer la industria del calzado sería disminuir los altos porcentajes de desempleo, ahorrar divisas y crear otras ocupaciones, especialmente en el comercio, a muchas personas necesitadas de ganar el sustento diario para sí y sus familias.
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