Los autoritarios y la democracia

Las ciencias sociales y específicamente la Ciencia Política, enseña que desde los tiempos de la antigua Grecia, se han dado dos corrientes de pensamiento que tienen que ver con el gobierno de las sociedades, el colectivismo de Platón y el individualismo de Aristóteles, de donde han emergido el socialismo-comunista y el fascismo-nazismo, y la democracia liberal, de tal manera que todas las propuestas programáticas se dan en rededor de una de las dos corrientes o como se ha pretendido, una tercera que se alimenta de ambas.

De lo anterior se infiere que se está en el campo de la dictadura del proletariado (socialismo-comunista) y su primo hermano la dictadura fascista o en el campo de la democracia liberal, pues la experiencia histórica nos ha demostrado que estas dos corrientes son antitéticas, pues se vive en una sociedad totalitaria y de dictadura o en una democrática de libertades.

Resulta que en este tiempo en el que vivimos, que parece un tiempo de “confusión e improvisación”, algunos dictadores o ex dictadores, que hicieron gobiernos de hegemonía del poder y restricción de las libertades, hablan de democracia, es decir que habiendo suprimido las libertades cuando gobernaron o gobiernan, pregonan la democracia en la que en absoluto no creen y menos la practican o practicaron.

En nuestra realidad política boliviana, entre los años 2006 y 2019, hemos tenido un solo gobierno, con un solo gobernante, que pese a lo dispuesto por la Constitución Política del Estado elaborada por el régimen populista, a su medida, no se la cumplió y para eternizarse en el poder, hicieron un referendo, el que les fue adverso y luego utilizaron a sus “masistrados” del Tribunal Constitucional, para que mediante resoluciones “írritas” les abran el camino a la reelección indefinida, lo que sumado al desconocimiento de los resultados del referendo del 21F (21 de febrero) y el fraude electoral en las elecciones de octubre de 2019, determinó un levantamiento de la ciudadanía que se volcó espontáneamente a las calles y produjo la renuncia y huida del gobernante absoluto.

Resulta ahora que ese ex gobernante populista retornó de su autoexilio y asumió su papel de dirigente de los cocaleros del Chapare cochabambino y sus aliados, algunas organizaciones del sindicalismo prebendal como la COB y otras, y aparece como que en su gobierno de casi catorce años consecutivos, en el que se cometieron una serie de irregularidades como adquisiciones directas y con denuncias de sobreprecios, obras públicas y emprendimientos millonarios que no tienen réditos, como las varias obras “elefantiásticas” incluso en lugares donde no hay materia prima, que le costaron al pueblo empobrecido, miles de millones de dólares., la sistemática represión de los opositores y críticos cerca de cien muertes por violencia represiva etc., en el país no pasó nada y la justicia al servicio del poder ha eximido de toda responsabilidad penal, civil etc., a quienes estaban en proceso de ser investigados y procesados, disponiendo esa mal llamada justicia, la “impunidad” para los afines político partidarios.

En una entrevista efectuada por la agencia de noticias española EFE, la pasada semana, el entrevistado Evo Morales confiesa que mintió al decir que luego de su socorrido exilio en México, fue a Cuba por razones de salud, cuando había ido a una reunión para: “planificar con Cuba y Venezuela” como retomar la democracia. No nos llama la atención que Morales hubiera ido a reunirse con gente de las dictaduras cubanas y venezolanas, pero sí que fue a hablar sobre cómo retomar la democracia, es decir, es como reunirse con satanás para entrar al cielo.

Para adornar la entrevista (sabemos que esas entrevistas tienen un costo) declaró que estaba empobrecido: “estoy fregado económicamente” y “voy a trabajar”.

Hay políticos que creen que todos los ciudadanos bolivianos somos una suerte de “estultos” que no tenemos capacidad de raciocinio y que en todo lo que se nos dice debemos creer, más aún de gente que confiesa mentir a la prensa internacional y que nos ha demostrado hasta el hartazgo sus limitaciones de conocimientos, de ética y con poca credibilidad.

El autor es Abogado, Politólogo y escritor.