La democracia bien entendida y mejor practicada no es solo un sistema y medio que tenga que ver con la política partidista o con ideologías que aglutinen a diversas fuerzas con idearios, criterios, sentimientos y pensamientos de quienes se consideran privilegiados, es parte de la vida de los pueblos porque se ha comprobado que no hay mejor sistema de gobierno y mejor forma de vida de las naciones que la vigencia de los principios democráticos, porque encierran en sí la libertad, la justicia, la vigencia y respeto a los derechos humanos; es decir, si estos principios de vida no existen, no hay democracia.
Un pueblo que es dirigido o gobernado por regímenes dictatoriales, tiránicos o totalitarios, por más que tenga una Constitución y leyes que rijan su vida, no puede ser considerado democrático y, si quienes lo administran creen ser demócratas, falsean la verdad y tergiversan el sentido y principios de la democracia, engañan a la población y pretenden demostrar virtudes, principios y valores que no poseen y menos practican. Pueblos que viven bajo el dominio del totalitarismo son los que fueron avasallados (forma y medio de convertir a los habitantes de una comunidad en siervos o esclavos, después de haberlos sometido mediante la fuerza), convirtiéndolos en propiedad y total dependencia del régimen, con goces aparentes de libertad y vigencia de sistemas de justicia acordes con los dictámenes y ordenes de los gobernantes.
Es, pues, importante que todo gobierno democrático ejerza y cumpla a cabalidad la democracia cumpliendo sus reglas y fundamentos, al margen de inculcar a sus colaboradores, militantes partidarios y comunidad de personas, porque un pueblo que cuenta solo con una libertad aparente no puede alegar ser democrático y menos creer que hay justicia en su país. Los sistemas y medios educativos tienen que conformarse sobre las bases democráticas y bajo esos principios ser educados, orientados, dirigidos y profesionalizados. Las instituciones de cualquier disciplina deben ser conformadas bajo principios democráticos, de otro modo son entidades impositivas que actúan de acuerdo con intereses y conveniencias creados. Gobiernos y entidades que se forman con cualquier finalidad, deben ser obligadas a respetar y cumplir los fundamentos democráticos; de otro modo, son entidades apócrifas no acordes con la moral y las leyes.
Finalmente, se debe convenir siempre en que todo sistema o medio o entidad que sea conformado por ciudadanos de una comunidad debe tener unidad, un principio fundamental que hace digna, constructiva y libre a los pueblos y da consistencia a las instituciones. Sin unidad, todo sistema democrático es débil, inconsistente y susceptible de ser mancillado o avasallado por intereses subalternos.
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