Protocolo
Desde los primeros grupos humanos se han delineado normas de comportamiento que luego se fueron transformando en usos y costumbres garantizando esta manera las buenas relaciones sociales.
Ya en aquel entonces, los hombres primitivos se dieron modos y formas para tener señales y gestos que demostraban a su llegada a tierras ajenas en son de paz, debían hacerse entender que llegaban sin ánimo de pelear con otras tribus.
Lo propio sucedió con las culturas atlantes, tiahuanacotas, incas, collas, mayas y aztecas, cada uno de ellas tenía sus propias reglas de comportamiento para su día a día y por supuesto para realizar sus diferentes ceremonias.
Los sumerios y asirios tenían sus propios usos y costumbres que se fueron reglamentando de generación en generación hasta que el sexto rey de Babilonia Hammurabi lo plasmó en el famoso “Código de Hammurabi”, que sin duda alguna sirvió de base para todas las normas, reglamentos y leyes fundamentales, incluso hasta nuestros días.
En Egipto, existía un ceremonial religioso y otro faraónico o de gobierno que era conducido por sacerdotes y, por supuesto, por personal que estaba especializado.
En China, el gran maestro del ceremonial K’ung Ch’iu o Kung Fu-Izu (551 – 479), conocido como Confucio, fue un reconocido pensador cuya doctrina recibe el nombre de confucianismo.
Confucio pertenecía a una familia noble pero arruinada, a pesar de ser de origen humilde fue un verdadero sabio, fundó una escuela donde ya en aquel entonces enseñaba sobre la moral y las buenas costumbres, reforzó la importancia de la familia tradicional en la sociedad china, al insistir en el respeto de los hijos a los padres y en la obediencia de las mujeres a sus maridos (hablamos de aproximadamente 4 siglos antes de cristo). También reforzó la sumisión del pueblo a las autoridades, aunque rechazando la tiranía: los súbditos debían obediencia al soberano, ya que el Estado existía para buscar el bien de los gobernados; pero, por la misma razón, los gobernantes debían gobernar según rectos principios éticos, aplicando el ejemplo moral y no así la fuerza.
En la época medieval, los trovadores fueron los encargados de transmitir a través de su canto, consejos sobre las buenas maneras a damas y caballeros.
Posteriormente, se escribieron algunos libros dedicados a este importante tema, destacándose “El Cortesano” del humanista y político Baldassare de Castiglione, de nacionalidad italiana. Se publicó en Venecia el año 1528 y fue traducido al castellano el año 1534. Este libro se convirtió en un punto de referencia para el mundo actual.
En resumen, encontramos reglas de comportamiento repartidas a lo largo de la historia, que se adaptan a nuevas costumbres, pero jamás desaparecieron, porque nunca fueron una moda, siempre fueron considerados una importante necesidad que nos ayuda a convivir en sociedad.
En la actualidad, gracias a las prisas de nuestros días, muchos padres agobiados por el día a día, han descuidado la atención y educación necesaria a sus hijos, delegando esta delicada responsabilidad a los colegios, a los maestros.
Sin embargo, debemos ser conscientes que cuando nuestros hijos van al colegio y/o escuelas, aprenden a leer, escribir, historia, geografía, química, física, matemáticas y otras muchas materias, pero es en casa donde aprenden las reglas y normas básicas de la educación y las buenas costumbres; cómo saludar, cuándo y cómo agradecer, a decir por favor cuando es necesario, a comportarse correctamente en la mesa a la hora de almorzar o cenar, a no hablar con la boca llena, el aseo personal, cómo vestirse adecuadamente, a ser puntual, hablar con propiedad y así podemos mencionar una infinidad de cosas que no se aprende en un colegio si no en el hogar, a través del ejemplo de los padres.
La educación forma parte de la cultura que todas las personas deberían tener para relacionarse de manera apropiada con los demás, esto solo se asume estudiando, leyendo y entendiendo lo importante que es saber comportarse, a respetar ciertas normas básicas de urbanidad y saber que, si no se respetan, pueden generar consecuencias.
Sin embargo, estas reglas de comportamiento, en muchos casos son mal interpretadas y calificadas como una forma de discriminación. La etiqueta es el respeto y consideración hacia los demás, en un sentido amplio, yo me comporto de una manera educada para no incomodar a los demás.
Pasaron algunos siglos y nunca fue menos importante y no es ahora que la etiqueta y las buenas costumbres van a desaparecer. La etiqueta no es una moda, la etiqueta es una forma de vida que, ojalá, todos pudiéramos adoptarla sin importar nuestro origen.
Georgette E. Bretel de Aliaga
Escritora y experta
Ceremonial, Protocolo,
Etiqueta y Comportamiento Social
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