En los últimos tiempos la incertidumbre no dejó de sobrecoger al noble pueblo boliviano. En primer término, por los hechos derivados de intereses perseguidos por actores políticos cegados por la angurria de poder, y segundo por la aciaga irrupción del coronavirus, al que se lo califica como un “virus chino”. Es así que nuestra población debió vivir con “el Jesús en la boca” en ambos casos, y hasta hoy se encuentra en esa situación, cuando especialmente advierte las falencias graves por las que atravesamos como nación en varios campos, sobre todo en el de la salud. De ahí que llegamos a pensar en que, pareciera que por estos rumbos vivimos a la vela de Dios o al sol que nace, pues son tantos los dislates que observamos a diario y sólo encogemos los hombros, aunque interiormente una sorda bronca se apodera de cualquier persona.
Y qué mejor que recordar la canción “La marcha de la bronca”, de los argentinos Pedro y Pablo, lanzada al concierto internacional en el año 1970, como protesta por lo que entonces sucedía en la sociedad. Partes salientes, manifiestan: “No puedo ver tanta mentira organizada sin responder con voz ronca mi bronca, mi bronca. Bronca porque matan con descaro, pero nunca nada queda claro. Bronca porque roba el asaltante, pero también roba el gobernante. Bronca porque está prohibido todo, hasta lo que haré de cualquier modo. Bronca porque no se paga fianza si nos encarcelan la esperanza. Los que mandan tienen este mundo repodrido y dividido en dos, culpa de su afán de conquistarse por la fuerza o por la explotación. Bronca sin fusiles y sin bombas. Bronca con los dos dedos en Ve. Bronca que también es esperanza”. Ciertamente, la bronca comienza a ganar cuerpo por esas situaciones que ponen en vilo al ciudadano de a pie.
De ahí que ver algo esperanzador se constituye en una especie de relax, como señala el Dr. Valentín Fuster, cardiólogo español, líder en investigación sobre arterosclerosis y síndrome coronario agudo, quien tiene la certeza de que “es necesario dar paso al relax, ya que la angustia, la prisa, falta de tiempo para comunicarse y pensar con sosiego, son factores de riesgo coronario”. De modo que -dice- se debe aprender técnicas de relax para vencer el estrés, el cual favorece que la sangre se coagule en las arterias. De ahí que la “astuta idea” de haber llevado adelante una multitudinaria “marcha de teas”, con algarabía, y hasta cierto civismo, portando los tradicionales “farolitos”, a la cabeza de David Castro y Santos Quispe, la noche del martes 23 en La Paz, no sólo motivó la curiosidad, sino la simpatía de la población, que de un modo u otro sintió ese relax que le hace falta, dado que se encuentra en medio de una tensa campaña política, desigual e inequitativa, manifestaron, algo que Castro incluso llegó a comparar con la bíblica escena de la lucha de “David contra Goliat”.
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