El violín que no se detiene
Hoy en día muy pocos amantes de la buena música en general serán los que no reconocen a nuestro invitado de turno. Es un virtuoso violinista que ha ido experimentando con sonidos hasta hallar su rumbo a lo largo de pentagramas plagados de jazz. Conozcamos más de Gustavo en esta exclusiva para Cultural El Diario.
¿Cómo te defines en una frase?
Soñador, luchador, amante de la música.
¿Fue el violín el primer instrumento que aprendiste a tocar o debutaste con otro?
En realidad la música llegó antes, temprano. Siempre había música en casa o la radio, de manera natural. El primer instrumento que aprendí a tocar fue la zampoña, recuerdo que sabía varias canciones que aprendí en la escuela y luego investigando, tocaba lo que escuchaba y me gustaba, luego anotaba sus nombres en un cuaderno.
Con la zampoña sentí que podía disfrutar de la música y también, luego, era una responsabilidad, porque en el colegio me hacían tocar delante de todos o en algún acto, y seguía disfrutando. Seguidamente aprendí a tocar quena, charango, guitarra, lo básico, y más tarde llegó el violín.
¿Qué grupo o intérprete despertó tu amor por el jazz?
El jazz definitivamente Stéphanne Grappelli. Descubrí el jazz violín con el mejor de los violinistas de jazz de todos los tiempos.
En Bolivia pude ir a un Festijazz, el Festival Internacional de Jazz allá por el 2005, o 2006, yo era estudiante del Conservatorio especialidad Violín Clásico, y recuerdo que vi dos bandas que me marcaron, la primera estaba liderizada por el maestro Álvaro Montenegro, quizás fue la legendaria “El Parafonista”, y el show de jazz me dejó impactado, me encantó lo que los músicos disfrutaban en su show, eso no conocía, y el maestro Álvaro interpretó con su flauta sonidos diferentes a lo que conocía junto a una banda muy libre. La segunda banda fue Nagual Spirit, una banda de latín jazz, en la cual los instrumentos de viento, saxo tenor, otros saxos, trompetas, junto a la poderosa percusión hicieron un gran show y mucha fiesta. Estos artistas pude verlos en directo y cuando salí del show del Festijazz mi horizonte cambió, yo quería ser un músico de ese estilo.
Eres un músico multifacético por donde
se mire, pero ¿es la especialidad de la casa el jazz?
Multifacético porque me gusta explorar y he tenido la oportunidad de explorar en mi país y fuera, seguro que me falta muchísimo, pero tener esta inquietud por conocer nuevas músicas, nuevas culturas y nuevos amigos, me ha llevado a descubrir que la música siempre abre puertas. El jazz es un lenguaje que sigo estudiando y también explorando desde la creación personal y colectiva, no se puede decir que es una especialidad aunque ese es uno de los caminos que desarrollo junto a la música boliviana y las músicas del mundo o world music.
Tomando en cuenta que
has colaborado en diferentes grupos,
¿cuál o cuáles han sido los más
significativos para tu carrera?
Citaré las bandas más importantes que he creado, compartido y aprendido.
Bolivia: Tendinitis Jazz Quartet 2001, Los TocAyos 2003, Orquesta Sinfónica Nacional 2004, Kalamarka, Bonanza, Los Kjarkas.
España: Le Petit Manouche, The Manouche Machine, Juan de Pilar Guitarrista Flamenco, la Murga Lunática de Valencia, Moments Art, Compañía La cuerda Rota, Compañía Joven del Mediterráneo.
¿Cuántos discos
tienes como solista?
Cuatro discos: CuedasAlienígenas – Le Petit Manouche 2011; BolivianViolin - Gustavo Orihuela Quartet 2013; Terra - Gustavo Orihuela Quartet 2019; Efímera - Gustavo Orihuela Quartet 2021.
¿De qué habla tu música
en su propia esencia?
Mi música habla de mis raíces, es muy importante sentirme orgulloso de haber nacido en Bolivia, me gusta contar con sonidos historias de mi tierra natal Sucre y de los lugares que me gustan de mi país, desde los llanos, valles y altiplano. Cuando escuchamos otros álbumes como Cuerdas Alienígenas o Efímera, mi música cuenta historias del mundo, son otros aires musicales, no siempre bolivianos, y en esta área puedo decir que he tenido mucha influencia de los gitanos, de la cultura gitana, justo cuando viví en España y Europa, descubriendo que el violín y la música es un lenguaje que nos hace iguales en la pluralidad, que puede unir personas totalmente con procedencias e historias diferentes.
El álbum Terra está dedicado a la naturaleza, Terra es un brebaje sonoro en el que dialogan muy cerca los instrumentos con las emociones de los músicos en vivo. Viaja por distintos escenarios, a veces con el aire criollo de las fiestas populares, otras veces con un sabor de latin jazz y siempre con una especial fuerza de las algarabías gitanas, celebrando la diversidad, la interculturalidad de la música y la vida de la Terra, de la naturaleza misma, y de todos los seres que la habitan articulando un paraíso sonoro.
La búsqueda de sonidos diversos transitan por la tierra, por el aire y por el agua, llegando a un gran mar que está alimentado de diversos ríos de agua dulce, todos ellos con una tonalidad distinta, con un estilo único. Eso es Terra, la Terra Mater o Pachamama, donde todo lo que se siembra crece o la tierra seca que descansa, tierra que se renueva y se transforma, es el mar de todos los sonidos, el vientre de todas las vidas. Terra es la complicidad, convergencia de historias, experiencias recogidas y profunda amistad, hecha música, de los integrantes esta gran banda. Luis Daniel Iturralde, Randolph Ríos (+), Diego Ballón, Gustavo Orihuela.
¿Qué has estado haciendo para sobrellevar este momento duro de pandemia?
He estado creando nuevos espectáculos, todos virtuales, ya que no se pueden realizar conciertos y festivales presenciales por la pandemia. Asimismo, estoy trabajando dando clases de violín, donde desde marzo relanzo los cupos de mi escuela de Violín Moderno, por otro lado estoy elaborando proyectos de arte, musicoterapia y otros artísticos para la transformación social con mi organización ILLA dedicada a la juventud y desarrollo.
¿Has tenido más tiempo para ti solo
y tus composiciones?
Si, por una parte es importante cuidar y desarrollar el lado creativo, en ello he estado creando nuevas obras y pronto serán compartidas.
Por otro lado, y que valoro, es un tiempo que he estado más con mi familia, con mi amada hija.
Con mi cuarteto, tuvimos que despedir a nuestro hermano Randolph Ríos, contrabajista en Gustavo Orihuela Quartet, fue un suceso muy duro, y de mucha reflexión para toda mi banda. El nos enseñó que la vida es hoy y que la música no tiene que parar, es por eso que pronto lanzamos el disco Efímera, dedicado a Randolph.
¿Tal vez pronto tendremos una nueva pieza musical
de Gustavo Orihuela Quartet circulando por ahí?
De hecho pronto lanzaremos los primeros cortes del nuevo disco Efímera, y también lanzaremos a mitad de año producciones audiovisuales con un equipo de artistas y videastas de primera línea.
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