El ajayu republicano secuestrado

Los símbolos transmiten creencias, costumbres, aspiraciones, deseos, frustraciones y, sobre todo, identidad con una sociedad a la cual uno se adscribe o pretende hacerlo a través de un imaginario común e inmutable en el tiempo, al menos eso se espera.

El imaginario de una sociedad no es producto de decisiones temporales, pero sí depende de la forma en la que éstas van tomando cuerpo en el tiempo espacio de vigencia de ese conjunto de personas autoidentificadas a un territorio.

El MAS-IPSPS llegó para reescribir la historia e imponer su visión etnocéntrica y refundacionista, la deconstrucción de la República y el desmontaje de la sociedad colonialista, patriarcal, capitalista e imperialista bajo un manto de misticismo andino, matizado para el discurso con un hálito de tierras bajas que se congela en las palabras y los contrafuertes andinos. La “nueva historia boliviana” se escribe tanto desde el campo jurídico como el semántico en una “estrategia envolvente” que atrapa a los ciudadanos bolivianos.

Desde el inicio de su primera gestión, incorpora y utiliza el “soft law” (derecho blando o ley blanda) como fuente e instrumento de imposición de su visión de Estado y las ancestrales nuevas formas de vida armoniosa, discurso que será exportado brillantemente y mediática y condescendientemente aceptada en círculos internacionales.

Uno de ellos, es la identidad de las naciones y pueblos originarios campesinos, y de los bolivianos por asimilación territorial, alrededor de la Wiphala como nueva representación de la unidad en la pluralidad del nuevo Estado Plurinacional de Bolivia incorporada como símbolo nacional en la CPE de 2009 y normada mediante DS 241 de 5 de agosto de 2009. En ambas normas también se establece las formas y usos del escudo de armas que es sujeto de controversia ante la promulgación del DS 4.445 de 13 de enero de 2021 en el segundo ciclo de gobierno del MAS-IPSPS ahora comandado por Luis Arce y David Choquehuanca a la sombra del caudillo.

Deberíamos precisamente por este decreto ¿preocuparnos por el cambio de imagen institucional de un gobierno? o, ¿considerarlo como un engranaje del desmontamiento de la República?

En el aspecto formal, se presenta el tercer intento de generación de imagen institucional del gobierno boliviano (Morales, julio 2019, Áñez, 22 de enero 2020 mediante DS 4.135, actual Arce DS 4.455 de 13 de enero de 2021).

Surge como una respuesta normal y lógica de un gobierno que ideológicamente pretende diferenciarse de su predecesor y mucho más si se construye la idea de “recuperar la democracia” ante un gobierno de facto que destruyó los logros nunca vistos en 180 años y que solo en 14 años de gestión progresista del masismo se logró y estaba en riesgo de perderse. Discurso reciclado pero efectivo.

Sin hacer mención directa a los símbolos patrios y su Decreto Reglamentario (DS Nº 241, de 5 de agosto de 2009) lo aleja de cualquier intención formal de modificar los mismos, ello en el discurso.

Ahora, para responder a la segunda interrogación es necesario un análisis más profundo de no solo la parte formal de las acciones del gobierno

La primera intención manifiesta es consolidar de manera envolvente, utilizando el lenguaje del régimen, la asimilación de la visión hegemónica y transformación y adecuación visual paulatina que por inercia jurídica pretende tomar presencia e instalarse en la mente del ciudadano.

Solo a manera enunciativa, las intenciones de los regímenes MAS-IPSP en cuanto a la deconstrucción de la idea de República para instalar la del Estado Plurinacional se reflejan en: CPEPB, 7 de febrero de 2009; DS 48, 18 de marzo de 2009 que cambia su denominación a Estado Plurinacional; 22 de enero 2010 se produce la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia (DS 405, 20 de enero de 2010); 23 de marzo de 2010, cambio de escudo del Ejército que si bien incorpora nuevos símbolos se da preminencia a la Wiphala y la máscara de Inti que genera controversia que en cierta manera pasa desapercibida por el “estreno” del nuevo lema en las FFAA, que adopta el lema “Patria o muerte, venceremos”, utilizada por las fuerzas irregulares de la guerrilla del Che Guevara en su incursión subversiva en territorio boliviano en 1967, que las Fuerzas Armadas enfrentaron y derrotaron.

La forma en la que este cambio se presentó confirma la hipótesis sobre la imposición visual de un nuevo orden y la generación de costumbre y adaptación paulatina al simbolismo plurinacional y llegado el caso a no tenerse certeza de cuándo, cómo y mediante qué medio se produjo la transformación de nuestra identificación con los símbolos republicanos.

Como corolario al análisis y considerando las reacciones de rechazo producidas por la aplicación de la Imagen de Gobierno 2021-2026, cualquier acción presentada ante el Tribunal Constitucional Plurinacional que se enfoque solo a normas y principios generales sobre símbolos patrios y no refiriendo al DS N° 241 en cuanto al uso y aplicaciones de símbolos patrios no prosperará.

Finalmente, el análisis de la formalidad jurídica y de las intenciones del discurso jurídico-político constitucional de los regímenes MAS-IPSP muestra la dualidad semántica entre lo expresado y lo realizado que, siendo permanente, genera un entramado jurídico nutrido de supuestos y abstracciones que complejizan el análisis, pero al mismo tiempo utilizan principios o cánones no incorporados a ese marco jurídico, pero que se comportan como tal generando una paulatina y silenciosa aceptación de un nuevo orden social identitario, cual oscura luz que silencia a la sociedad boliviana.

El autor es Diplomado en Altos Estudios Nacionales.