El Presidente y el Vicepresidente de la República de Bolivia han sido elegidos por mayoría de votos de un conjunto de ciudadanos que, actuando en nombre y responsabilidad de todos los habitantes del país hasta que concluyan su mandato, son (si cabe decir) propiedad del país; su pertenencia a un grupo político o a una ideología o a conjunto de entidades o personas que han propiciado su elección, dejan de tener importancia desde el mismo instante en que son Presidente y Vicepresidente constitucionales. No corresponde creer que el partido sigue teniendo autoridad sobre ellos; el partido deja de tener importancia porque ambos son lo que son: primeros mandatarios.
No corresponde, pues, que ellos sigan a órdenes de lo que fue su partido y que ahora nada tendría que ver con la función que desempeñan: son Presidente y Vicepresidente (guste o no) de todos los bolivianos.
Ellos, por su responsabilidad no deben realizar campañas, propiciar candidaturas ni realizar viajes o cualquier función partidista porque no es de su competencia, puesto que el partido –sea cual fuere- ya no tiene importancia ni valor alguno para ellos que se deben a todo el país y su población. Hacer campañas, propiciar nombres, realizar viajes (hasta con dineros y medios que son del país) y cualesquiera otras funciones no es atingencia ni deber ni obligación ni responsabilidad de ellos.
El mismo criterio y razonamiento podría y debería aplicarse para el caso de senadores y diputados plurinominales, como para los uninominales; pero, por el hecho de que los primeros han sido designados “a dedo”, sin participación y menos voto de la ciudadanía, no corresponde y, como consecuencia, solo a los diputados elegidos por el voto ciudadano podría aplicarse para que ya no tomen en cuenta a lo que fue su partido político. Cuando se produzcan los cambios y todo el Poder Legislativo sea elegido por el voto, ninguno de sus componentes o miembros parlamentarios podrá desempeñar función partidaria alguna porque han sido elegidos para servir al país.
Consecuentemente, los señores Presidente y Vicepresidente constitucionales están obligados con el país; el partido queda en el pasado y, si las circunstancias lo determinan, podrán retornar a militancia y labores partidistas cuando hayan dejado las importantes funciones que hoy tienen y deben cumplir honrada, eficiente y responsablemente.
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