Son muchos los accidentes por excesos de velocidad que se producen en el país y no es posible poner freno a quienes, además, gustan de beber y manejan vehículos. Las causas para tanto accidente han sido estudiadas por las respectivas autoridades de la Policía y Tránsito que nunca se propusieron parar una afición que causa heridos y muertos. El último caso en la carretera Cochabamba-Santa Cruz dio el resultado de 2l fallecidos y muchos heridos; las consecuencias, como siempre, dolor, lágrimas y hasta luto en muchas familias, niños huérfanos y muchos familiares que no encuentran consuelo para una desgracia siempre imitada y jamás frenada por acciones que hayan tomado los tribunales de justicia y previsiones a cargo de Policía y Tránsito.
Flotas y minibuses que hacen viajes interdepartamentales, entre provincias aceptan muchos pasajeros. Autoridades de Policía y Tránsito obligan a que en sitios de inspección controlen si portan bebidas alcohólicas y si están munidos de los elementos necesarios para el caso de accidentes y si solamente están personas que ocupen los asientos; pero, propietarios y choferes se dan medios para beber cuanto pueden; por otra parte, hay choferes que trabajan hasta dos turnos porque no aceptan reemplazos. Dada la cantidad de accidentes, generalmente porque el chofer haya ingerido alcohol, se sufre las consecuencias de accidentes que significan pérdida de vidas, heridos y muchos perjuicios. Intervienen las autoridades para simple verificación de lo sucedido; pero, en cuanto a estudiar y establecer medidas que podían evitar accidentes, poco o nada se hace. El seguro del SOAT, por alto que sea su importe, no compensa plenamente lo que ha significado la desgracia.
Carreteras y caminos, no siempre en buenas condiciones de mantenimiento, no son garantía y los casos son extremos, como el camino a los Yungas, el problema es mucho más grave especialmente en tiempos lluviosos. Son vías que deben tener mantenimiento de excelente calidad y la vigilancia de las autoridades debe ser permanente en restaurantes y bares existentes en varios lugares de la vía a ser recorrida, y si verifican existencia de bebidas se debe proceder no solo a decomisarlas sino a clausurar el negocio por meses y hasta años, según la gravedad y el tiempo que hayan violado las leyes los propietarios. Flotas y minibuses deben ser sometidos a estrictas revisiones no solamente mecánicas sino de otro tipo, como detectar sitios especiales que tiene el chofer para ocultar bebidas a su disposición. Alcaldías y policías tienen que controlar estrictamente el estado del vehículo y de los caminos a ser recorridos.
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