La estupidez de las fuerzas democráticas de no haber constituido un frente común para evitar el retorno del MAS al gobierno el año pasado, ha hecho posible que los fraudulentos y corruptos recuperaran el mando en el país, con el deseo de vengarse de lo que ellos llaman un presunto “golpe de Estado” que los habría desalojado del largo dominio del poder en Bolivia.
Ahora, por la falta de unidad de sus adversarios, el MAS ha procedido a apresar arbitrariamente a la expresidente Jeanine Áñez, a dos de sus ministros de varios que están siendo requeridos por el “fiscalato”, y a parte del Alto Mando militar y de la Policía que, según repiten los masistas, fueron los golpistas en las jornadas de octubre y noviembre de 2019. Hay que tomar en cuenta que Luis Fernando Camacho, paladín e inspirador de la fuga del ex presidente Morales del Palacio, también está en la mira del Gobierno y que ya se lo ha convocado para declarar ante los fiscales, en calidad de testigo, en dos oportunidades, sin que le hayan tomado su declaración. El propósito es involucrarlo en el inexistente “golpe” y tratar de cuestionar su amplio triunfo en la Gobernación de Santa Cruz.
Si la señora Áñez ha sido detenida, acusada de haber propiciado la caída de Morales, no entendemos por qué no están citados por la Fiscalía los miembros del Tribunal Constitucional Plurinacional que ratificaron a la señora Áñez en la Presidencia, ni, sobre todo, la señorita Eva Copa y los parlamentarios que se mantuvieron en sus curules sin ninguna vergüenza durante toda la gestión del Gobierno Transitorio y aprobaron leyes conjuntamente con el Ejecutivo, que, según afirman ahora, era ilegal.
Todo esto de que se produjo un golpe y de que se constituyó un gobierno de facto, no es otra cosa que una acción “distractiva” por su mal desempeño electoral del domingo pasado, un embuste lastimero para martirizarse ante la comunidad internacional, cuando lo cierto es que todo se produjo ante el cobarde abandono del poder de Evo Morales, a quien no solo le sugirieron irse las Fuerzas Armadas ante el caos reinante, sino también el Conalcam, la Csutcb, la COB y parte de los “movimientos sociales”, que lo respaldaron durante 14 años.
El MAS quiere volver a imponer el miedo a la ciudadanía. Ese miedo que impuso en Santa Cruz, cuando inventó los casos de terrorismo luego de que los propios funcionarios masistas asesinaron a las tres personas que se alojaban en el hotel Las Américas. Ahora quieren hacer lo mismo, utilizando a los fiscales y jueces que les obedecen, porque se sienten endeudados debido a que el MAS los designó en unas elecciones judiciales tramposas.
Si los cruceños y los bolivianos nos quedamos en silencio como el año 2009, podemos tener por seguro que, uno a uno, sin hacer mayor escándalo, irán siendo llevados a declarar a La Paz (otro acto ilegal y abominable) y deberán cumplir con la engañosa detención preventiva, que en nuestra justicia puede prolongarse por años. Estamos a las puertas de una ofensiva vengativa de Morales y sus amigos exilados y asilados en embajadas que, atropellando las leyes, tienen detenida a la ex presidente Jeanine Áñez y quieren desatar su furia contra sus colaboradores, las FFAA, la Policía, así como contra Camacho y el pueblo que durante 21 días hizo que Morales fugara de Bolivia renunciado públicamente.
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