Ningún Estado, ni persona alguna que se valora, puede desconocer su historia y sus fastos militares que son motivo de orgullo de todas las generaciones; por el contrario, hoy en nuestro país una autoridad cuya pasión ofusca su cerebro al desfigurar la imagen de la institución que representa por su ignorancia o por su mala fe, que usando su cargo se encarga de desprestigiar a las FFAA ante la sociedad. La seguridad y defensa es una política de Estado que debe recaer en personas de altas cualidades intelectuales, morales y psicológicas, para garantizar a los bolivianos la administración eficiente de los recursos humanos y materiales. Bolivia tiene todo lo contrario, cuando el Ministro de Defensa demuestra con sus declaraciones un alarmante menosprecio hacia las FFAA.
Con brutalidad ciega, el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, ha demostrado dos cualidades personales: 1) Ignorancia alarmante de la historia del país y 2) Odio recalcitrante hacia la institución militar, al declarar públicamente que las FFAA ni una guerra han ganado. Al respecto, nada hay más falso, porque las FFAA (Ejército) durante la campaña de la Confederación vencieron al Ejército peruano en las batallas de Yanacocha, Ananta, Gramadal, Arequipa y Socabaya; años después cuando el Ejército peruano invadió nuevamente Bolivia al mando del Gral. Gamarra, el ejército boliviano lo derrotó en la batalla de Ingavi, y luego de ocupar el Cusco se retiró sin ninguna condición; vencieron en Paucarpata al ejército chileno; así también derrotaron al ejército argentino en las batallas de Iruya y Montenegro; en la Guerra del Chaco, cuando empezó la contraofensiva boliviana se activa la diplomacia que aceptó el armisticio, cuando estábamos destinados a ganar la guerra. Se perdió en la Guerra del Pacifico y del Acre, pero luchando en condiciones desventajosas, y si bien hubo defectos e imperfecciones en la conducción de la guerra, fueron deficiencias propias de la capacidad del país.
Es bueno que cuente el número de conflictos bélicos que permitieron sostener la independencia y soberanía del Estado, y siendo generosos con las apreciaciones erráticas del ministro no consideraremos las campañas de la independencia y la guerra de guerrillas de 1814 a 1825. Gracias al pueblo boliviano que sirvió en las FFAA, hoy el ministro goza de un cargo de privilegio en el órgano ejecutivo, el mismo que no está habilitado como autoridad para cometer cualquier exceso, y debe tener la conciencia clara de que un conflicto armado lo enfrenta toda la nación, y quien define una declaración de guerra es la clase política. El pensamiento derrotista del Ministro de Defensa del gobierno del MAS, al ser parte de la cadena de mando del alto mando militar, es un eslabón debilitado sin liderazgo político por su ignorancia y odio a la institución militar.
Por el honor de los héroes nacionales que ofrendaron su vida por la Patria, las aseveraciones del Ministro de Defensa deben ser rechazadas por todos los bolivianos, quien debería pedir disculpas públicas. Muchos hombres de esta clase política, “progresistas”, se caracterizan por el alto sentido de frustración que los convierte en resentidos sociales, a diferencia de los hombres de pensamiento altruista y noble, que permiten comprender y tolerar a nuestros semejantes. El ministro debe recordar que las FFAA son la expresión más genuina de la nación, porque están integradas sin excepción con todos los estratos sociales del país, por tanto, sus expresiones mellan la dignidad de todos los bolivianos.
El autor es Abogado-Profesor universitario.
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