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[Rolando Kempff]

El comercio internacional puede ayudar a reactivar la economía


Estamos en una crisis económica con una recesión mundial similar a la de la gran depresión de 1929. En nuestro país se traduce en bajas reservas internacionales, endeudamiento externo que se aproxima a niveles de riesgo, baja inversión externa directa, déficit fiscal muy alto y otros. En este marco, es necesario reconocer que resulta insuficiente el mercado interno para coadyuvar a la reactivación del aparato productivo, lo que nos debe llevar a buscar el mercado externo.

En anteriores comentarios hice hincapié sobre la necesidad de mejorar los vínculos entre gobierno y empresa privada, para atraer la inversión de este sector tanto nacional como extranjero. Esta inversión es necesaria para diversificar nuestro mercado externo y hacer más atractivo al país.

Las exportaciones de nuestro país aumentarían por los esquemas de integración con la Comunidad Económica Europea, la Comunidad Andina de Naciones, la Cuenca del Plata y el Mercosur, que podrían coadyuvar con la reactivación económica.

El promover una mayor exportación generará las divisas que necesita el país para atender de manera satisfactoria sus necesidades, especialmente las del sector salud en esta época de coronavirus y sus reiteradas nuevas olas, que parecen cada vez más agresivas.

Los préstamos de China a los países de América Latina están en descenso. Entre los mayores acreedores están Venezuela con 62.200 millones de dólares, Brasil con casi 30.000 millones, Ecuador 18.400, Argentina 17.100 y Bolivia con 3.400 millones de dólares, haciéndose un total aproximado de 200.000 millones de dólares.

De acuerdo con informes oficiales, el valor del total de nuestras exportaciones durante el año 2020 alcanzó 7.015 millones de dólares, inferior en 21% al que tuvo en 2019, cuando llegó a los 8.924 millones de dólares.

La Cepal en la gestión pasada señaló: Las exportaciones nacionales llegaron a 6.897 millones de dólares, menor en 1.898 millones de dólares a la registrada en 2019, cuando alcanzaron a 8.795 millones de dólares, lo que significa una disminución de 21,6 %.

Esta reducción se explica por las variaciones negativas que registraron los sectores petrolero -27,4 %, minería -27,0 % e industria manufacturera -16,2 %. Mientras, actividades como agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca tuvieron una variación positiva del 0,6 %.

Cuando se analiza el comportamiento de las importaciones nacionales, vemos que éstas llegaron en 2020 a 7.080 millones de dólares, inferior en 2.705 millones al que se tuvo en 2019 (-28%), cuando alcanzó los 9.785 millones de dólares.

Esta baja considerable en las importaciones, permitió reducir el déficit comercial en relación con años anteriores. En el año 2020 la balanza comercial fue negativa en 65 millones de dólares, la más baja de los últimos años, que en promedio oscilaban entre 700 a 800 millones de dólares.

La Cepal apunta, con precisión, que la pandemia que vive el mundo hizo que el comercio deje de ser el motor de crecimiento de la economía, pues cayeron dramáticamente las relaciones internacionales y se ahondó la caída del comercio mundial. Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Cepal, dijo que “el Covid-19 magnifica la debilidad y caída del comercio de bienes con excepción de alimentos y medicamentos”, y agregó que los desequilibrios globales pueden llevar a un mayor proteccionismo y crisis.

A fines de enero de este año, el Gobierno dispuso canalizar créditos para las micro, pequeñas y grandes empresas, que van desde los 250 mil hasta los 5 millones de bolivianos, con un interés de 0,5 %, orientado a reactivar la producción nacional. Estos fondos están disponibles en el Banco Unión y el Banco de Desarrollo Productivo (BDP). Esta inyección de liquidez para la oferta es importante, pero se requiere incrementar a niveles de por lo menos un 10 % del PIB, tanto para la oferta como para la demanda.

Sabemos que la reactivación de la economía y su futura sostenibilidad deben estar asentadas en las exportaciones del sector no tradicional, más aún si nuestro sector tradicional (hidrocarburos y minería) debe ser sometido a una revisión cuidadosa, para evitar mayores daños al medio ambiente.

Según la Cámara Nacional de Industrias, las exportaciones de la industria manufacturera de Bolivia el año pasado tuvieron una caída de 16,2 % comparado con el 2019. En este mismo período, el volumen de las exportaciones industriales descendió 8,5 %, equivalente a una caída de 284 mil toneladas métricas.

Desde la Cámara Nacional de Comercio sugerimos al gobierno extremar los esfuerzos para convertir a Bolivia en un país exportador no solo de minerales y gas, sino especialmente de productos agropecuarios, sin descuidar la economía 4.0, la economía circular, el turismo y la economía naranja, así como la exportación de servicios, que en conjunto permitirán que el país no solo salga de la crisis, sino que impulse su desarrollo sostenido y equitativo.

El autor es Economista, Doctorado Ph.D en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE (Academia Boliviana de Ciencias Económicas).

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

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