INTELIGENCIA EMOCIONAL
RECORDEMOS QUE...
La inteligencia emocional es la habilidad humana para identificar, expresar, comprender, gestionar y transformar las propias emociones y las de otras personas. Este tipo de capacidad intelectual se puede desarrollar y potenciar a lo largo de toda la vida.
AUTOCONTROL
10. Adaptabilidad
Es la capacidad para acomodarse a los cambios en las situaciones sin que ello redunde en una reducción de eficacia y su compromiso. A su vez, esta capacidad está relacionada con la relativa a entender y apreciar perspectivas diferentes de una situación y la capacidad para adaptarse a nuevas circunstancias que modifican las ya conocidas. Supone la posibilidad de cambiar o adaptar nuevos enfoques en función de los requerimientos, evaluando y cuestionando lo que se estaba realizando para encontrar nuevas ideas o alternativas de mejora.
La capacidad de adaptación, es aprender a pensar y a tener la mente abierta y atenta hacia lo que venga.
Las emociones representan una estrategia adaptativa natural. Cuando son negadas o reprimidas, o cuando se desbordan sin control, repercuten negativamente sobre nuestra salud personal y relacional. A nivel humano, cada una de las emociones representa la satisfacción de una necesidad y constituye una forma de inteligencia emocional adaptativa, con sus circuitos propios e independientes de los circuitos neuronales propios de la inteligencia cognitiva, como lo señala Daniel Goleman.
Así, el miedo se relaciona con el instinto primitivo de conservación de la vida y la ira tiene que ver con la capacidad de autoafirmación y defensa del propio territorio. Entre estas dos emociones se dispone la respuesta de ataque o huida, la más primitiva de nuestras estrategias adaptativas orientadas a la supervivencia.
La emoción de la tristeza produce la interiorización del sentimiento y la posibilidad de encuentro con uno mismo. Al encontrar la propia compañía se resuelve el sentimiento de soledad con el resultado del control y fortalecimiento interior que da la serenidad.
Las obsesiones y compulsiones relacionadas con la necesidad de seguridad y confianza respecto a nuestros pensamientos y acciones son el embrión de la disciplina, la vocación y la consagración, que favorecen la propia realización. La alegría genera fluidez y estimula el sentimiento de inocencia que acompaña los estados afectivos de gratitud, gracia y trascendencia.
La alegría es la emoción que facilita el contacto con el alma, la emoción del servidor, de la entrega y del amor impersonal. Es la emoción del presente y la presencia. Cultivar y promover la alegría, perdonarse y perdonar para nacer a la energía liberadora del amor impersonal es el método ideal para liberarse de los estados emocionales destructivos.
El temor y la tristeza son emociones con tendencia a la contracción e interiorización de la energía. La ira y la obsesión representan una tendencia expansiva o de exteriorización. La alegría representa el estado armónico de equilibrio entre la expansión y la contracción.
Hoy en día, a medida que la tecnología redefine cómo trabajamos y estudiamos, las habilidades que necesitamos para prosperar en el mercado académico y laboral también están evolucionando.
Algunos especialistas hablan del coeficiente de adaptabilidad, que es la habilidad para alcanzar el éxito profesional y laboral. Esta habilidad implica flexibilidad, curiosidad, coraje, resistencia y habilidades para resolver problemas. Para evitar la obsolescencia, las personas necesitan desarrollar nuevas habilidades como la creatividad para resolver nuevos problemas, empatía para comunicarse mejor y responsabilidad, usando la intuición humana para complementar el conocimiento de las máquinas.
Como dice Amy Edmondson, profesora de liderazgo y gestión en la Harvard Business School: “Aprender a aprender es fundamental para la misión. La capacidad de aprender, cambiar, crecer, experimentar será mucho más importante que la experiencia en el tema”.
Ella sugiere tres formas para aumentar la adaptabilidad:
Primero, limitar las distracciones y aprender a concentrarse para que se pueda determinar qué adaptaciones hacer.
Segundo, hacer preguntas incómodas, para desarrollar el coraje y normalizar el miedo.
Tercero, tener curiosidad por las cosas que te fascinan a través de conversaciones más que buscando la respuesta en Google, algo que hace que nuestros cerebros sean perezosos y disminuye nuestra capacidad para resolver desafíos difíciles.