Juan Santos Huaranca
En la mañana del domingo 23 de marzo de 1879, a horas 07:00 a.m., el ejército invasor chileno llegó a las cercanías de la ciudad de Calama, después de ocupar con fuerza, con más de 20.000 soldados, a la ciudad portuaria boliviana de Antofagasta el 14 de febrero de 1879. El ejército invasor, compuesto por los cuerpos de infantería, caballería, motorizado y marina, avanzaron hacia el territorio nacional sin obstáculo, para usurpar y ocupar los puertos de Mejillones, Cobija, Tocopilla y Caracoles. Este contingente estaba con armamento moderno dotado por Gran Bretaña, que por conveniencias propias empujó a Chile contra Bolivia, proporcionando barcos, vituallas, ropas y armamento, respaldando la usurpación.
El ejército chileno, con esa ayuda británica, estaba compuesto por tres compañías de Batallón Segundo de Línea, una de cazadores, del Cuarto de Línea, 120 cazadores de a caballos, ocho piezas de montaña, 50 pontoneros y 21 carros de retaguardia cargados con víveres para los soldados, forraje para los caballos y tablones para pasar y tender puentes sobre el río Loa, armados hasta los dientes.
El 16 de marzo el parlamentario chileno Ramón Espech mandó con un emisario al Dr. Ladislao Cabrera una nota para pedirle rendición, con el fin de evitar el derramamiento de sangre. El patriota Cabrera respondió y rechazó en forma contundente la propuesta, con las siguientes palabras: “No estoy dispuesto a aceptar la intimación que se me hace. Defenderemos la integridad del territorio boliviano, hasta el último trance”.
Ante la respuesta negativa, atacaron con furor al pueblo de Calama, ubicándose en el vado sur del río Loa.
Mientras, los 135 defensores voluntarios civiles bolivianos se ubicaron en distintos lugares del vado norte del río. La batalla duró más de cuatro horas. Las municiones de los patriotas se acabaron. Cabrera y los sobrevivientes optaron por retirarse, viendo la imposibilidad de resistir a la superioridad numérica del enemigo. Murieron 18 bolivianos y hubo 120 chilenos entre muertos y heridos.
Sobre los últimos momentos del triunfo en Calama, el subteniente chileno Carlos Soupor informó al periódico de Valparaíso sobre la lucha de Eduardo Avaroa, que defendió la heredad boliviana. Avaroa con dos heridas en el cuerpo perdió mucha sangre. Cuando los chilenos le intimaron rendición, Avaroa no aceptó, por última vez le pidieron que se rinda. Avaroa respondió: “¿Rendirme yo?, ¡que se rinda su abuela, carajo!”. Ante esta terrible contestación y afrenta ultimaron al moribundo con una descarga de fusilería. Luego lo cubrieron con la bandera chilena, rindiendo homenaje al heroísmo y valentía de un hombre.
Los invasores comenzaron a festejar el triunfo alrededor del héroe, al grito de ¡viva Chile! En la tarde enterraron a Avaroa en el cementerio de Calama.
EDUARDO AVAROA HIDALGO
Nació el 13 de octubre de 1838 en San Pedro de Atacama, sus padres fueron Juan Avaroa y Benita Hidalgo. Estudió en la escuela del pueblo, después Teneduría de libros y Contabilidad. Fue miembro del Concejo Municipal de San Pedro de Atacama. Avaroa fue padre de cinco hijos: Amalia, Andrónico, Eugenio, Antonia y Eduardo. Murió a la edad de 41 años.
LADISLAO CABRERA
Nació en Totora, departamento de Cochabamba, el 23 de mayo de 1830. Sus padres fueron Mariano Cabrera y Manuela Vargas La Faye.
Estudió en Cochabamba hasta el bachillerato. Luego se fue a estudiar leyes en la Universidad de Arequipa. Al finalizar la guerra del Litoral fue nombrado Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Washington, fue prefecto de Potosí y Chuquisaca. Murió el 24 de diciembre de 1904, a la edad de 74 años.
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