Jaleo, persecución, terror y tiranía

En las elecciones subnacionales de 7.3.21, cual chacota, en todo el territorio se presentaron 20.337 candidatos para 336 municipios, 84 candidatos para 9 gobernaciones y 65.418 postulantes para concejales. Los candidatos en competencia pertenecen a 121 “organizaciones” políticas, cívicas, profesionales, gremiales, cooperativas, artísticas, comunicadores, bailarines, minibuseros etc., “todos iguales ante la ley”. Con seguridad, muchos de los participantes sin nivel académico acorde al cargo al que postularon, por lo cual se observó actuaciones no convincentes, descabelladas, grotescas. El pueblo no sabía si llorar, reír o taparse los oídos, ante semejante ridículo internacional.

Las razones expuestas son varias: “cumplimiento de la Constitución, defensa de la democracia, derechos políticos y ciudadanos, caducidad de mandatos y otros que no les falta…”. Entonces, ¿cuáles son los motivos y quiénes son culpables de presentar semejante espectáculo para un pueblo sumido en la extrema pobreza?

A mi entender, el gobierno en ejercicio, manipulado por el máximo cocalero boliviano y presidente del MAS, asesorado por mercenarios, sicario y un exministro de la Presidencia, son los interesados y principales patrocinadores de dicho espectáculo, con el fin de dar continuidad al régimen “socialista azul”, a sabiendas que son responsables del penúltimo gobierno presidencial con 15 años de saqueo a las arcas del Estado boliviano, por un monto aproximado a los 6.000 millones de $US. Además, de convertir a nuestro país en el tercer exportador de cocaína a nivel mundial, negocio que controlan a través de autoridades territoriales con mejor situación geopolítica y aprobada por el narcotráfico internacional.

Por acomodar gobernadores y alcaldes, los promotores nombrados, conjuntamente sus “compinches acaudalados”, no escatimaron esfuerzos humano ni económico para seguir ofreciendo ilusiones a sus partidarios zombis. Para no desentonar el circo, estaban los pobres opositores, con atuendos multicolores, diestros para cantar, bailar, cocinar, hacer payasadas y ganar unos cuantos votos con el sudor de su frente. No podían faltar los todólogos, politólogos, criticones, adivinos, “estadísticos”, algunos medios de comunicación oficialistas y privados, los que mendigan noticias a cambio de dadivas. Por último, los acróbatas del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con sus respectivos TED, encabezados por un personaje desconocido en la academia, pero ambicioso. El despilfarro en 15 meses de gestión es de 30 millones de $US, sin beneficio para un pueblo engañado por sinvergüenzas.

El 16 de marzo de 2021, transcurrido el espectáculo, se tenía que conocer los resultados de la votación. En esas circunstancias, surgió la bronca de los azules, impotentes por repetir fraudes, al saberse derrotados por sus ex militantes y el pueblo. Por la cólera del “capo y sus secuaces”, se puso en movimiento todo su potencial “económico”, ejecutivo, legislativo, jurídico y represivo para advertir que con ellos no se juega.

Entonces comienza la cacería de brujas, con estilo cubano, venezolano y de otras mafias instaladas en Latinoamérica. Los patriarcas corrompiendo y con el rótulo de “golpe de Estado”, instalan una persecución sañuda contra los gobernantes transitorios y actores políticos del periodo de noviembre 2019 a octubre 2020. Dejando de lado la crisis sanitaria y la situación económica del país, el capo del cártel, asumiendo la postura de Juez, Jurado y Verdugo, cree que con la detención de la Sra. Áñez y algunos colaboradores de su gobierno, el ciudadano boliviano debe someterse al crimen organizado.

Recordemos que la vinculación de las izquierdas socialistas radicales con el narcotráfico es lo que define la evolución del socialismo Siglo XXI. Inicialmente en Cuba se cultivaba el apoyo a jóvenes latinos utópicos, dispuestos a tomar las armas, para luego convertirlos en mercenarios. Hoy en Bolivia se genera movimientos sociales “auto convocados”, con raigambre indígena-campesino, quienes son adoctrinados por sicarios de cárteles mexicanos, venezolanos, argentinos y otros, en todo lo que se llama conspiración, terrorismo y sedición, con el fin de imponer la perpetuidad en el poder, como sucede en Rusia, China, Irán. No se descarta que entre los mercenarios estén mendigos diseminados en las capitales de nuestro territorio, cuyo centro de operaciones son las embajadas socialistas y los recintos de los cárteles del Chapare, Orinoca y otros.

Existe incertidumbre ante la ausencia de quienes nos gobiernan y la actitud siniestra del capo y sus mercenarios, cuyo objetivo puede ser: descabezar a la oposición, sumir al pueblo en una crisis política y mental más peligrosa que la pandemia Covid-19, orquestar un juicio de responsabilidades contra los supuestos gobernantes del Estado Plurinacional. Retomar el poder para la mafia azul, a la cabeza del presidente del Senado, a su vez alto representante de algún cártel, e instalar una TIRANÍA, descubierta ante la comunidad internacional.

Se avecinan días difíciles, pero ¡no, señores azules! “No se vende ni se compra la dignidad, el coraje del pueblo y nuestra soberanía está por encima de sus mezquindades”.

El autor es docente universitario.

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