En artículos anteriores sobre el tema Silala, hemos analizado los antecedentes históricos y de falta de atención de las autoridades a este importante caso, próximo a dilucidarse en definitiva en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, donde cursa la contra memoria de la defensa boliviana y en la cual se inserta –según se dice--el reconocimiento de que parte del acuífero fluiría naturalmente a Chile.
En una entrevista radial la entonces canciller Karen Longaric junto al doctor Jaime Aparicio Otero, representante que fue del país ante la OEA y también Agente de Bolivia en la causa chileno-boliviana, sostuvieron que por informaciones chilenas conocen que en la contra memoria se admite el carácter compartido de las aguas Silala, contradiciendo la tesis tradicional boliviana de que dichos surgentes no constituyen un río internacional. Los entrevistados salvaron que no se refieren concretamente al contenido de la contra memoria por tratarse de un documento reservado, agregando que se atienen a expresiones sobre el tema del propio ex presidente Morales, quien habría sacramentado la señalada variante. Este giro procesal significa que la causa se desarrolla en un nuevo escenario, “una realidad distinta”, decían; hecho en el cual les tocaba asumir el conocimiento correspondiente. Esto no deja de sonar a una especie de atenuante de la responsabilidad sobreviniente para los entrevistados o de un curso desfavorable para los intereses del país.
La mencionada declaración suscitó comentarios de prensa y el anuncio del diputado del MAS Víctor Borda, de interpelar a la ex Canciller por hacer pública esa versión, nada menos que en un comunicado oficial --dice él-- del portafolio a cargo de Longaric. Borda a la sazón opositor el 2020 dijo que la titular de los negocios internacionales incurrió en una “infidencia”. Se pegunta, e interroga a la Canciller, “cuál va a ser ahora el planteamiento de Bolivia”.
Más allá de lo anterior se había hecho público que Chile por notificación de la contra memoria conoce el tema desde septiembre de 2018. Más aún, en febrero de 2019 la réplica chilena a la contra memoria llevaría a su molino cuanto le conviene de dicha postura argumental boliviana. Este complejo asistemático y no poco desconcertante no constituye ninguna novedad y resultaba tardío envolverlo en un frágil ropaje de escándalo político.
El propio ex presidente abundó en esta suerte de retracto, manifestando textualmente: “un caudal considerable de las aguas del Silla fluye artificialmente al territorio chileno”, más adelante habría dicho que Bolivia tiene “soberanía” sobre el flujo artificial de las aguas del Silala. Por pasiva esta declaración revela e involucra que hay flujos naturales que se escurren a territorio chileno sin necesidad de un embalse. No se descarta que, a lo dicho, precedieran posibles afirmaciones de que las aguas Silala --sin discrimen-- discurren al vecino país. Puede haber sido así, aunque no se tenga a mano el texto expreso de este supuesto. Por ello la declaración transcrita de La Razón de 23 de febrero de 2020 (entrecomillada) suena a rectificación. Nótese, además, que Morales reitera “el Silala”, dándole el trato de río, tan contrario a la tesis nacional mencionada más arriba, si bien la demanda lo llama “curso de agua” transnacional. En su afán rectificativo insiste en un twiter de fecha 16 de febrero de 2019, en sentido de que una serie de estudios atribuyen un “caudal considerable” de aguas “del Silala” (otra vez), se canalizan al país trasandino.
Estos enfoques consignados desde la contra memoria y ratificadas por la palabra oficial, como hemos visto, han provocado el entusiasta regocijo de altas autoridades santiaguinas y de la variada gama de los medios chilenos. Este fervor parecido a un gentil “gracias”, inicia el 2018 el presidente Sebastián Piñera, seguido de su canciller Roberto Ampuero, cuando, a su turno, le dan un carácter definitorio del proceso a su favor, a tal punto que la agente chilena en La Haya, Ximena Fuentes, después de analizar la famosa contra memoria se manifiesta confiada en que la fase final del proceso decidirá positivamente para Chile.
Es raro que un conflicto definitorio al más alto nivel internacional hubiese sido ignorado, antes y al parecer después de la demanda chilena, debiendo constituir más bien motivo de honda atención. El ex canciller Javier Murillo de la Rocha, sostiene que se trata de aguas “artificialmente recolectadas de bofedales provenientes de depósitos subterráneos o fósiles… transportados artificialmente hacia Chile”, y que estos depósitos no son tampoco transfronterizos porque si fueran tales “Chile bien habría podido extraer el recurso hídrico, aguas abajo, en su propio territorio”. Lo grave --con mucha razón del ex canciller-- es que “admitir la naturaleza de río internacional de curso sucesivo, convierte al vecino en propietario del dominio inferior del mismo” y, mediante el antecedente de río internacional, Chile busca en el fondo “ser reconocido como propietario” del 50% de todos los recursos hídricos de su extensa frontera con Bolivia y que sean asimilables al sistema Silala. Estas apreciaciones, subraya, deberían ser la “posición irreductible” boliviana. Y, agregamos, en todo tiempo y lugar en calidad ortodoxa.
De cara al drama al cual nos lleva el ondulante manejo de nuestros gobiernos, si surge el relato de que una parte de las cuestionadas aguas Silala se internan sin más al otro lado de la frontera, con qué certeza el ex presidente se dejó llevar de su talante irreflexivo un 23 de marzo --Día del Mar-- para desafiar a Chile a una confrontación judicial de tipo internacional. Resulta írrito que como mandatario no hubiese meditado antes de lanzarse ni tomado adecuados consejos. Este reto fue también pasto de su triunfalismo prematuro en la demanda marítima entonces en trámite en La Haya que, para mal del país, remachó el enclaustramiento, otorgando un antecedente funesto contra el derecho humano boliviano de acceso soberano al mar, cual disfrutaba con anterioridad a 1879.
loza_hernan1939@hotmail.com
(Nota.- Por la actualidad del tema, reeditamos el presente artículo, adecuando algunos términos para su presente comprensión).
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