Felonía totalitaria

Son los amantes del totalitarismo, los soñadores utópicos y los iletrados, que piensan dar continuidad a esa idea abominable de mantener un sistema político que perdure eternamente, sea por la fuerza que amarre su estabilidad, o llegar al poder por medios políticos militares. Rara vez ellos detentan el poder por la vía democrática, como en las elecciones de octubre pasado, evento que sorprendió por ese inexplicable consenso sin reflexión, tal vez indeliberado, espontáneo o de astucia y oportunismo que dieron éxito al masismo. Gente que miró detrás de los pedestales a falsas deidades del engaño, mentira e hipocresía, ahora muestra las uñas de una “democracia totalitaria”.

Un mandatario irresuelto y vacilante, sintiéndose presionado en sus discursos, una fuerza oscura de algún fetiche en tierra de salvajes, de aquí las decisiones inopinadas, con una carga demagógica al repetir “hemos recuperado la democracia”, parece que se refiere a los 14 años de oprobio y sometimiento, cuando por intereses políticos pisotearon la soberanía del pueblo el 21F. Agredieron, vulneraron la CPE, hubo muchos muertos, crímenes, asaltos, en tantos lugares del país, gobernado por un genuino “Lombrosano”. Al final, masistas no saben a dónde apunta su bendita “democracia”, carente de principios, que sostiene la lucha de clases sin fundamento sociológico y la imposición de una dictadura democrática socialista con enormes falencias y grandes errores en el desarrollo social, toda una fábula e iniquidad. “Carlos Marx decía “trabajadores del mundo uníos, nada tenéis que perder, sino vuestra libertad”, esto quieren.

La frase universal de Abraham Lincoln, en 1846, “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, habla de la cuna moderna de las instituciones democráticas, tan respetada por sociedades organizadas. El pueblo no delibera ni gobierna solo por medio de sus representantes, ahora existen corrientes que la distorsionan o denostan. Algunos estudiosos insisten en que la democracia es solo un mecanismo empleado por los demagogos con el don de la fácil persuasión o crear incertidumbre evitando que sean verdades. Son totalitarios diestros en envilecer, sobornar y manejar la prebenda comprando conciencias de la justicia, de electores y campesinos, Durante 14 años se prostituyó a las grandes instituciones, gobernando cual vaca lechera, comiéndose el pasto (dinero) de la hacienda.

En muchas sociedades organizadas se tardó mucho en interpretar sus principios, en algunos sistemas de gobierno democrático el mandatario es elegido o reemplazado por decisión de una mayoría congresal o por la presión de toda una población. Ahora muchos políticos la usan como un simple mecanismo para designar y reemplazar a dedo. Este gobierno no es del pueblo, es un gobierno del político convertido en “gobierno político del partido”, sistema que discrimina al técnico, al profesional, inclusive a gente de elevados conocimientos, prefieren conmilitones o “hermanos” del partido, gente no calificada, una mayoría iletrada e ignorante, lo que es típico de la “partidocracia”, que se aleja de ser una verdadera democracia.

Las instituciones siguen en crisis funcionales que agravan problemas de legalidad y legitimidad, gobernantes son elegidos por el dedo del jefe, ignorando la democracia interna del partido, proceso que causó sorpresa a propios y extraños. Hay un fantasma pécora, patrocinador de políticas draconianas, absurdas, incoherentes, detrás del poder está Evo. Sin embargo, están los problemas de los factores de poder, obligados a someterse cual marionetas porque el dedo tiene cara de elevado costo político, por cumplir el legado de Chávez. Régimen que aplicará lo inevitable, la lucha de clases, dividir la sociedad, pisotear y vulnerar la CPE, para imponer sus objetivos, partidocracia que fomenta la mediocridad, además hay abrumadora carencia de conductores, líderes genuinos en todo nivel.

El país está “dividido”, su principal objetivo. De algo estamos seguros, la Democracia del pueblo no es esclavizante, por el contrario, es libertad, justicia y verdad, de aquella que protege la dignidad individual de personas, propugna el bienestar general y el bien común”. Fue la ciudadanía libre que luchó hasta el final, y al retirarle su apoyo la Policía, Evo escapa cobardemente, dejando un vacío político, dando curso constitucional a Jeanine Áñez, cuyo gobierno fue convulsionado por una serie de actos terroristas masistas, saqueando, incendiando domicilios particulares, poniendo al país en peligro de desintegración social. El Poder Ciudadano se consolida, preparado para cualquier enfrentamiento fratricida, en rechazo a cualquier dictadura, así su costo sea irreversible, con la juventud como perenne defensora de la democracia, libertad, justicia y verdad. La “justicia del Pueblo” se encargará de premiar a quienes lo merezcan.