Hace alrededor de cincuenta o más años, diversos gobiernos se empeñaron en combatir a la economía de la coca y sus distintas manifestaciones, como la producción, el comercio y el consumo.
En esa lucha se ha invertido cientos de millones de dólares, hubo muchas muertes, etc., pese a todo, el problema sigue existiendo y tiende a eternizarse, vale decir que no hay solución a tan acuciante cuestión, más bien se agrava y no hay síntomas de que pueda resolverse a corto plazo.
Después de la aplicación de toda clase de medidas, al presente el problema se manifiesta ya no solo en el ámbito de la producción ni en el del consumo de la hoja (maldita para unos y bendita para otros), sino en el marco de la comercialización, en torno a la cual se producen bloqueo de caminos, enfrentamientos entre productores de esa materia prima y, por tanto, víctimas, muertos, heridos, combates callejeros, violación a los derechos humanos, gasificaciones policiales a los campesinos, desprestigio del Estado, por citar solo algunos aspectos de esta candente realidad.
El estado de guerra estalló entre comercializadores de coca de yungas de La Paz, enfrentamiento que no tiene visos de ser resuelto, pese a que dura cerca de un mes. El problema empezó cuando el Tribunal Departamental de La Paz reconoció como ganadora a una fórmula perdedora de Adepcoca, acción que provocó el estallido de guerra entre campesinos. Es más, el caso se agravó cuando por Resolución ministerial se ordenó el traslado del mercado cocalero de Villa Fátima a Kalajahuira, disposición ilegal a todas vistas y que amenaza originar mayores niveles de conflicto.
Pero este caso solo es parte del problema de la coca, el mismo que subsiste sin cambio alguno y determina una serie de conflictos que no solo afectan a los contendientes y vecinos de los barrios convertidos en campos de batalla, sino a la economía y el prestigio del país.
De ahí que es preciso que definitivamente se adopte una política integral que ponga fin al problema y saque al país de tan angustiosa situación. Hallar una solución no es imposible, ni mucho menos.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |