El gobierno emergido de las elecciones generales de noviembre pasado, ha desatado una feroz represión en contra de los que conformaron el gobierno denominado de transición, encabezado por la señora Jeanine Áñez y sus ministros, así como algunos jefes militares a quienes se encarceló, atropellando las normas que rigen su desenvolvimiento, como la Ley orgánica de las FFAA, que estipula que el mando superior de la institución militar recibe órdenes de su Capitán General, es decir el presidente del Estado. Todo se lo hizo bajo el pretexto de un imaginario “golpe de Estado”.
Lo que sucedió es que el mando militar, ante la posibilidad de un enfrentamiento de graves consecuencias, en función de su obligación legal “sugirió” al inconstitucional presidente de ese momento, Evo Morales, que renuncie, lo mismo que lo hizo el directorio de la Central Obrera Boliviana (COB), que por estar al servicio del régimen populista no siquiera ha sido mencionado en las diligencias de investigación del Ministerio Publico.
Lo que sucede es que los comunistas, en su accionar histórico, han sido enemigos de las Fuerzas Armadas, e históricamente cometieron el magnicidio del presidente Gualberto Villarroel en julio de 1946, asesinaron al capitán Waldo Ballivián, edecán del entonces presidente, al mayor Max Toledo. Más tarde en septiembre, los capitanes José Escobar y Jorge Eguino fueron sacados a la fuerza de sus celdas de la cárcel, para ser brutamente asesinados en las calles y luego colgados. Lo mismo sucedió con el subteniente Oblitas, que fue ultimado en las calles cuando era llevado para ser colgado. El disparo lo hizo un individuo de apellido Aragón, que estaba declarado traidor a la Patria por haber combatido en el ejército paraguayo contra el ejército boliviano. Sentenciado a muerte, fue precisamente el presidente Villarroel quien le conmutó la pena.
Apenas fue derrocado cruentamente Villarroel, los comunistas disfrazados en el Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR) y los partidos tradicionales de la “concordia”, bautizados por el pueblo como la “rosca, desataron una feroz persecución a los jóvenes oficiales que simpatizaron con el presidente mártir, sometiéndolos a juicios penales, dándoles de baja, encarcelándolos y exiliándolos.
Fue tal la represión a los militares, que fueron dados de baja casi todos los aviadores militares, que colectivamente fueron los más leales a Villarroel, de tal manera que el país quedó sin defensa aérea alguna y ante las observaciones de periodistas e intelectuales a esa situación que atentaba contra la defensa nacional, tuvieron que reincorporar a algunos a la Fuerza Aérea.
Lo llamativo de esta actitud de los comunistas del PIR, POR y compañía, es que todos ellos rehuyeron su obligación de alistarse para defender a la Patria en la guerra contra el Paraguay.
EL DIARIO, Decano de la Prensa Nacional, en su edición del día sábado 10 del presente año, publica con el título de: “Algunos cargos del gobierno deben ser ocupados por militares”, según habría declarado el general retirado Tomás Peña y Lillo, en referencia a lamentables declaraciones de Oscar La Fuente Amelunge (que tendría nueve denuncias penales ante la Fiscalía, las que fueron desestimadas), testigo del supuesto golpe que denunció la ex diputada Paty que en el año del gobierno golpista se benefició con 240.000 bolivianos sólo en salarios y que debería devolverlos al tesoro público, pues ese gobierno sería ilegal. Igualmente, el presidente Arce --que continuamente ataca al golpismo-- estaría ilegalmente ejerciendo la presidencia, pues las elecciones del pasado año serían ilegales por haber sido convocadas por un gobierno fruto del golpismo.
Como lo dijimos en una nota anterior, en estas mismas páginas, la mayoría de la ciudadanía no es tonta, y repudia los excesos del poder, por ello ha votado masivamente en contra de los candidatos oficialistas, pese a su millonaria campaña y la presencia parcializada del presidente del Estado en apoyo a sus candidatos, que no se siente presidente de todos los bolivianos sino de algunos y que habría amenazado con privar de las vacunas a una supuesta rica oligarquía, cuando sabemos que la oligarquía es el poder de unos pocos, ¿o se refería a la gente que hace quince años gobierna el país?
Los comunistas ahora con el disfraz populista de izquierda, atacan y persiguen a miembros de las Fuerzas Armadas porque saben que en esta institución se encuentra la reserva moral de la bolivianidad.
El autor es Abogado, Politólogo y escritor.
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