Pareciera que la salud estuviera desplazada a un segundo plano. Es que no se toma en cuenta, con seriedad, la emergencia sanitaria, vigente desde marzo del pasado año, y se duplica el presupuesto para el Viceministerio de Comunicación, con afanes políticos. Un hecho incoherente que ha despertado la preocupación y el rechazo de la ciudadanía, que sobrevive hoy a la arremetida del covid-19.
En ese marco surgirán las nuevas autoridades ejecutivas departamentales. Para el colmo de males, con recursos reducidos, como para municipios y las universidades, debido a la crisis económica que golpea al país, pese que hubo una época de vacas gordas. De ellas no ha quedado vestigio en las arcas del Estado. Por consiguiente: para encarar nuevos proyectos tendrían que doblar la cerviz ante el centralismo o recurrir a la cooperación externa. No les queda otra opción. Acá el aspecto político les atará de manos y pies. Pero, conscientes de esa realidad, extremarán esfuerzos para salir adelante y ratificarán, de esa manera, el servicio a la comunidad, ávida de mejores días.
Transcurrió la segunda vuelta electoral, para definir las gobernaciones de La Paz, Pando, Tarija y Chuquisaca, conforme el cronograma establecido por las autoridades respectivas. En principio se mencionó la participación de 2.778.521 votantes. Pero en la hora de la verdad, el ausentismo se hizo sentir.
Por lo visto quedó atrás el afán electoral, el tiempo de distraccionismo, baladronada, oferta y falacia. Ahora quienes fueron favorecidos con la decisión del electorado, expresada en las urnas, tendrían que redoblar esfuerzos y trabajar, indudablemente, en otras obras por el bien común.
Conminados, por lo tanto, a realizar proyectos para la integración no sólo departamental sino nacional. Que permita, esa integración, intercambiar productos del agro, en días, meses o años, adversos, entre las regiones productoras y consumidoras. Entre el campo y la ciudad, en el entendido que se requieren, para construir un venidero prometedor. Pensando siempre en las futuras generaciones. Sin favorecer a alguna sigla política, sino todo el país. Porque hoy, sin duda, los partidos están devaluados, divididos y confrontados, internamente. A promover la unidad y no la división. A diseminar el amor y no el odio. El amor construyendo y no destruyendo. Construyendo la Patria y no destruyéndola. “Aún pediré otro premio a la Nación: el de no destruir la obra de mi creación”, sostuvo, en un mensaje, el mariscal Sucre.
Que sean, por lo tanto, instrumentos al servicio de la salud, particularmente, de los bolivianos y bolivianas. De la educación, a favor de la niñez y juventud. De la electrificación, cuya energía llegue a los rincones más alejados. Que se preocupen por la vida y el bienestar de toda la población no sólo departamental sino nacional.
El tiempo nos dirá, en definitiva, si fueron buenos, malos o pésimos, quienes recibieron la “bendición” en las urnas electorales del pasado reciente.
En suma: las nuevas autoridades tendrán que aceptar el reto difícil que significará asumir sus despachos. Ojalá la Pachamama se apiade de ellos y el Divino Creador les inspire para superar toda rémora.
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