Total, para qué te vas a preocupar

No deja de ser evidente que el día a día, en estos tiempos, transcurre en medio de bastantes y diversas inquietudes para el ciudadano de a pie que conforma las denominadas mayorías nacionales. Concretamente, la carencia de fuentes de trabajo, el encarecimiento de los productos que consume a diario, los gastos extras que tiene que cubrir con sus ya esmirriados recursos debido al virus que nos azota, los conflictos y la cháchara política, la inseguridad cotidiana en la que se debate la sociedad, las inequidades y zancadillas que le ponen donde fuere, la carencia de real certidumbre, los vaivenes en la lucha sanitaria que no sólo desmoralizan, amén de otros factores negativos, lo agobian al extremo.

No le queda otra que hacer de “tripas corazón” a Juan Pueblo, y trata de no inmiscuirse en mayores conflictos, ya sea participando en lo que significan protestas y exigencias políticas, o tomando parte en otras formas no siempre legales --con el fin de ganarse la vida-- tales como el contrabando y demás actos que implican la transgresión de las disposiciones legales. Entonces recuerda la expresión populosa: “total, para qué te vas a preocupar si mañana es domingo”, dando paso de ese modo a la confraternización con los amigos que ya se olvidaron de todo y sólo les importa vivir el ahora, al calor de la bebida que, por supuesto, no será la solución y nada más le traerá mayores contratiempos. Por otra parte, una populosa antigua canción exitosa refiere: “total, para qué te vas a preocupar, las cosas como vienen se las tiene que tomar…”.

Y, desde siempre, parte de una cita bíblica nos señala: “Por eso les digo: No anden preocupados por su vida. ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede alargar su vida? ¿Por qué, pues, tantas preocupaciones?: ¿Qué vamos a comer?, o ¿qué vamos a beber?, o ¿con qué ropa nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se preocupan por esas cosas. Pero el Padre de ustedes sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y esas cosas vendrán por añadidura. Ni se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará de sí mismo. Basta con las penas del día”. En las circunstancias actuales de inequidades, injusticias, y muestras soberbias de poder, no queda más que atenernos a ese precepto sagrado,

Más aún cuando las nuevas propuestas comienzan ya a surgir paulatinamente, se puede decir, en todos los campos. No sólo en el nivel político, sino en todos los quehaceres, y esperanzadoramente se aguarda que éstas puedan cuajar en beneficio de una colectividad que, lo dijimos, pareciera que está lidiando con la incertidumbre a brazo partido. Eso infunde ánimo y optimismo para continuar impulsando que se haga realidad ese futuro inmediato de bienestar, puesto que los bolivianos ya muchos sinsabores nos tragamos día a día. Y aunque no todo se trata de dejar hacer y dejar pasar, la insurgencia personal de Juan Pueblo lo ha llevado a rechazar ya, pacífica y contundentemente, lo malo que soporta, escudriñando así un mejor destino para sí, los suyos, y la Patria.