Paolo Agazzi

Italiano de nacimiento pero me atrevo a asegurar que es boliviano de corazón. Paolo es, sin duda alguna, uno de los directores más destacados en Bolivia y el mundo teniendo en su haber films como “Mi socio”, la eterna “Los hermanos Cartagena”, la aclamada “El día que murió el silencio”, la fenomenal “El atraco”, la hilarante “Sena/Quina, la inmortalidad del cangrejo”, solo por mentar algunos. Tenemos esta excelente exclusiva para Cvltvral, por lo tanto… sean todos bienvenidos al show.

¿Quién es Paolo Agazzi?

Alguien que tuvo la suerte de realizar su sueño de adolescente: hacer cine.

¿Cómo un economista graduado termina haciendo cine?

Paralelamente a la facultad de ciencias económicas y a mi primer trabajo como contador, estudié Guion y Dirección en la Escuela de Cine de la ciudad de Milán. Una vez egresado, me tomé un año sabático en mi trabajo para decidir cuál carrera tomar y eso me (trajo) a Bolivia, donde tuve la suerte de conocer a Oscar Soria y Antonio Eguino. Decidí quedarme en Bolivia y allí empieza mi carrera como cineasta.

¿Se podría decir que, en el fondo, el cine

siempre fue tu pasión entonces?

Así es, desde chiquito amaba el cine, sobre todo me encantaban las películas de vaqueros.

Sabemos que estuviste ‘de paso’ por Bolivia y decidiste

quedarte ¿Qué factores confabularon para que tomes la

decisión de radicar aquí?

Dicen que nadie decide dónde nacer y que sí algunos pueden decidir dónde vivir. Conocer Bolivia, primero como mochilero y luego como cineasta fue lo que me convenció quedarme para conocer más y, como dije, tuve la suerte de encontrar a alguien quien me dio la oportunidad de conocer Bolivia a través del cine.

Dado que obviamente eran otros tiempos ¿Cómo es

que decidiste encarar el proyecto ‘Mi Socio’, tu obra prima,

y qué fue lo más difícil de desarrollar en este proyecto?

Evidentemente eran otros tiempos, donde hacer cine era privilegio de pocos. Lo hicimos entre un pequeño grupo, muchas menos personas de las que se acostumbra hoy en día. Pero había algo especial en el grupo, una especie de magia, y eso se nota en el resultado, porque en realidad fue un trabajo de equipo, un desafío entre cada uno de nosotros. Partiendo de una idea original de Oscar Soria, todos aportamos en algo. Había menos experiencia y tal vez menos profesionalidad, pero la amistad entre el grupo y el entusiasmo por el desafío superó muchos obstáculos. Hubo, además, un aporte económico importante de parte de don Guillermo Wiener, administrador de los históricos cines Universo y Monumental Roby y luego de mi familia, en Italia, para la etapa de post producción.

¿Cuántas películas has dirigido en nuestro medio?

Más de una docena entre largos y cortometrajes, más una serie para TV y algunos documentales.

¿Cuánto crees que ha evolucionado el cine nuestro desde tu primera incursión?

Hay muchos más profesionales preparados, gracias a las escuelas de cine y a las carreras universitarias. Adicionalmente, el advenimiento del digital ha democratizado el acceso de más personas a la producción cinematográfica, lo cual no siempre significa una evolución en términos de contenido, pero evidentemente es gratificante ver un número importante de jóvenes que fueron mis alumnos que ahora les toca luchar con los mismos escollos, porque donde muy poco ha evolucionado el cine boliviano es en el acceso a recursos por parte del Estado. Con más y mejores recursos se podría producir más y por ende tener más opciones de ser competitivos a nivel mundial.

Dado el rotundo éxito de cada película tuya ¿Por qué no tienes

en tu haber una lista más larga de producciones como director?

Hacer cine es muy caro, tal vez la actividad artística más cara y Bolivia es un mercado muy pequeño y con escasa ayuda del sector estatal, a diferencia de la mayor parte de los países en todo el mundo. Hay que considerar que en Bolivia y en el resto de América Latina el mercado interno es el único mercado seguro y, por lo tanto, encontrar cómo financiar una película es un trabajo difícil y muy, muy largo. Felizmente, a parte de mi tarea de director, tuve la suerte de trabajar en el área de producción para películas de varios colegas y también en producciones extranjeras que se rodaron en suelo nacional.

¿Cuál consideras que es tu aporte más importante

al cine boliviano?

Haber encontrado la manera de hace un cine que comunica, que empatiza con el espectador medio boliviano. Siempre mis proyectos han sido películas personales que felizmente sin pensar en lo comercial, tuvieron un gran éxito popular. Tal vez esa suerte de saber comunicarme con un amplio público sea mi aporte más importante.

¿Cuánto disfrutas de participar en el proceso creativo

a la hora de pulir un guion que llega a tus manos?

Mucho, porque concebir un proyecto partiendo de una idea y, luego, desarrollar esa idea en un guion primero y posterior en una película es un recorrido muy, pero muy complicado y al mismo tiempo muy enriquecedor y gratificante.

Algún guion entre manos que pueda desarrollarse

como tu nueva aventura fílmica pronto?

Lo que más sobra son ideas y guiones: uno apunta a varios objetivos para ver si algunos de ellos pueden volverse realidad. Ahora estoy trabajando en una historia minera que es una tema que todavía no he tocado ya que la minería es fundamental en la realidad boliviana.