Sofocar con toneladas de basura

La civilización, según datos consultados, hasta 2016 generaba cada año 10.000 millones de toneladas de basura, como resultado de las gestiones inadecuadas de estos residuos sólidos, lo que constituye al presente un gran problema para el mundo, pues a 2018 producía ya 2.010 millones, algo que incide en la salud, el medio ambiente y la economía. Así lo certifican, tanto la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA), como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

En el orbe se enfrentando resueltamente esta situación, ya que una gestión adecuada y ejemplar de tales residuos significará para un país un considerable ahorro público --dado que los sistemas inadecuados de tratamiento cuestan a las naciones entre 5 a 10 veces más que las inversiones necesarias-- a más de reducir los gases de efecto invernadero, dando lugar, por otra parte, a la creación de millones de empleos verdes, fuera de otros beneficios por cientos de miles de millones de dólares.

Mientras todo ello acontece en el planeta, y el ser humano busca encontrar soluciones para las terribles complicaciones que acarrea la basura, sobre todo en la salud pública, en el país se lucha “a brazo partido” para bloquear el depósito de tales residuos en los botaderos, dejando que calles y avenidas estén por demás “inundadas” con los mismos, debido a diversos planteamientos, reclamos o exigencias que, justos o no, derivan en esas protestas brutales. Esto acaece desde hace varios años, por ejemplo en Cochabamba, como entre 2019, 2020 y 2021, cuando cerraron el acceso a Kara Kara, incluso en plena pandemia, en rechazo a la “cuarentena” y exigiendo la realización de elecciones generales; mientras que en El Alto y La Paz también lo hicieron en las últimas gestiones por la situación relativa a sueldos impagos a los obreros de la limpieza, o debido a la solicitud para que piaras de chanchos pudiesen “alimentarse” en tales rellenos sanitarios, al margen de otras peticiones inclusive de orden político.

Eso, en buenas cuentas, se llama sofocar a las poblaciones de las ciudades con toneladas de desechos sólidos, a sabiendas del grave menoscabo que causa a la salud pública, lo que debiera estar reglamentado, para prohibir y sancionar a quienes sean responsables de semejantes actos, sean obreros, empresarios, y hasta autoridades indolentes, por esos actos bárbaros que dan la impresión de constituirse en intentos de ocasionar daños físicos, especialmente a los grupos más vulnerables, como ancianos, niños, personas enfermas y la colectividad en general.