Desde la tierra
Cada día que pasa, cada hora, cada minuto, algún árbol es derribado en áreas protegidas del Estado Plurinacional de Bolivia y el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choquehuanca no lo denuncian. El avasallamiento a los 22 espacios que ayudan a enfrentar al cambio climático es cotidiano y aparentemente imparable, además del manoseo político en torno a los parques nacionales y a los territorios indígenas.
Una realidad que la prensa del llamado socialismo Siglo XXI no refleja. Por el contrario, Telesur difunde que Arce “reiteró en un discurso de inauguración de la Feria de Nuestra Madre Tierra el compromiso gubernamental por los derechos naturales y anunció la reactivación del Fondo Plurinacional para la Madre Tierra, impulsor a su vez del programa de adaptación y mitigación al cambio climático”. La nota indica que en la ocasión se denunció que la “Madre Tierra está “amenazada por el desarrollo capitalista salvaje”. Bonita foto con muchos colores y la “challa” en San Francisco.
Al mismo tiempo, una guardaparque y defensora del bosque dentro del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) redacta su carta de renuncia después de tres décadas de trabajo. “La carta de Carola Vaca, jefe de protección de Reserva de Biósfera Estación Biológica de Beni, dirigida al SERNAP llena tres páginas. Entre los varios puntos, en los que deja en evidencia una fuerte presión hacia los guardianes del bosque, manifiesta que ésta empezó en 2010, pero se acentuó en el último trimestre”, publica el periódico El Deber.
“La dirección solo tiene un objetivo, aprobar desmontes, para legalizar a los cuartoneros con los que nos hemos enfrentado en los últimos diez años”, dice una de las denuncias, que hace la reseña de designación irregular por imposiciones políticas del nuevo director. Otro de los puntos más fuertes tiene que ver con el acoso laboral y la violencia de género “que llegó a su límite”. La carta menciona amenazas de sacar a la fuerza a los miembros del cuerpo de protección.
Desde que asumió Teodoro Mamani hay permanentes denuncias contra él por expulsar al personal profesional que quedaba; por autorizar el ingreso de empresas mineras a parques nacionales y, sobre todo, porque se amplía cada vez más la acción de quienes quieren derribar árboles para habilitar terrenos con cultivos de alimentos y de coca.
La carta de Carola se suma a las otras denuncias de esta semana sobre la acción de los llamados interculturales o colonizadores para entrar en áreas de reserva, como ya pasó en el Madidi y en casi todas las áreas protegidas del departamento de Santa Cruz (nacionales, departamentales o municipales), desde Otuquis a San Ignacio de Velasco.
Esta visión de desarrollo depredador está en el modelo que alienta el Movimiento al Socialismo (MAS) desde sus inicios, aunque disfrazado. No olvidamos que hace 10 años, en 2011, los indígenas de tierras bajas con el apoyo de aimaras y quechuas salieron en la marcha por la defensa del TIPNIS y acabaron reprimidos violentamente.
¿Salen esas noticias en Telesur? ¿Les preocupa a los corresponsales de periódicos europeos? ¿Llegan periodistas argentinos para enviar despachos urgentes?
Claro que no. El poder de la impostura del socialismo Siglo XXI y de su expresión cocalera en Bolivia son tan inmensos que existe en el mundo la idea que este es el estado líder en la defensa de la Pachamama, de la Madre Tierra. ¿Llegarán las nuevas evidencias a desmontar la farsa en algún momento? ¿O deben resignarse las nuevas generaciones a esas quemas de su futuro?
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