Capelú

Gabriela Durán, alias Capelú, nació en México pero se crió en Bolivia. Ha estado inmersa en la música desde que nació gracias a la influencia de su padre, el chuquisaqueño Jesús Durán. Desde muy pequeña comenzó a experimentar con las artes visuales y con el pasar de los años fue incursionando en otras artes como la danza, el teatro, el performance, videoarte, diseño y otras formas de expresión. Al momento está promocionando su nuevo EP denominado “Cápsula” y tenemos los detalles en Cvltvral.

¿Quién es “Capelú”?

Soy Gabriela Durán, Capelú es un pseudónimo artístico que adopté hace 15 años ya. Soy boliviana-mexicana. Viví etapas importantes de mi vida en México y Estados Unidos pero principalmente en Bolivia. Mi familia está esparcida en estos tres países. Soy gestora cultural, emprendedora y artista multimedia y estudié antropología, medios de comunicación y expresión y música.

¿En qué momento de tu vida descubres

tu afinidad con la música?

Desde que tengo memoria. Será una herencia, quizás. Mi papá era músico: el chuquisaqueño Jesús Durán. Mi abuela materna tocaba el piano. La música siempre me habitó, en mis dos hogares, tomando en cuenta que mis papás estaban separados. Cuando era niña, mi primera maestra de arte visual fue Marta Cajías. Mis guías creativas han sido mi mamá y las mujeres de su familia, todas con mucha cultura en bellas artes. En mi adolescencia estudié música. El Papirri me enseñó a tocar la guitarra. Luego entré a un programa intensivo de jazz y música contemporánea del Conservatorio por un semestre. Y estudié canto mientras estudiaba la licenciatura en la universidad.

¿Cómo funciona tu proceso creativo? ¿Tienes, dentro de lo posible, horarios o la inspiración llega cuando menos piensas?

Mi proceso creativo a veces trae marea baja, a veces marea alta, pero no descansa. Hay temporadas en donde la inspiración llega en todo momento, a chorros, y tiendo a enfocarme con todo mi ser. Tengo la tendencia a trabajar entre las 9 de la noche y las 2 de la mañana. Y otras temporadas donde necesito no hacer nada, para abrirme a todo y que eventualmente surjan ideas nuevas, donde solo observo y tomo apuntes de todo. Estos últimos meses, por ejemplo, no he podido sentarme en el estudio para componer y producir música. Pero sí estoy escribiendo letras y guiones para videoclips e investigando conceptos y tecnología para proyectos inmersivos.

¿Quiénes son tus más grandes influencias musicales?

La lista es muy larga. Por supuesto que mi padre ha sido una gran influencia, no solo por la música que hacía, si no por la música que coleccionaba. Entre los artistas que más me marcaron musicalmente están Paul Simon, The Cranberries, Soda Stereo, Massive Attack, Talking Heads, Café Tacuba, Julieta Venegas, Bjork, St. Germain, The Knife, Juana Molina, Luzmila Carpio. Me han influenciado también mis amigos Manrico Montero con la música electroacústica y el arte sonoro, Tere dal Pero con la voz y el Sonido Martines con su colección alucinante de vinilos de música latinoamericana.

¿Qué quieres expresar

mediante tu música?

Tengo la filosofía de que quienes hacemos música actuamos como un canal que conecta al instrumento con el alma del sonido. En parte esculpimos, curamos y seleccionamos los sonidos que canalizamos, de manera bastante racional. La otra parte del proceso creativo, la más sublime diría yo, sucede cuando haces una conexión profunda, intuitiva e incuestionada que te lleva a materializar la música que te busca y te encuentra. En mi proceso de composición y producción, permito que mi música sea un gender blender, es decir, que fusione sonidos con los que crecí y sonidos que voy creando, experimentando mucho con la voz no solo cantando sino usándola como instrumento y también experimentando diseño sonoro y paisaje sonoro, que son aportes clave a las historias de mis canciones y a la ramificación de mi obra musical hacia otros lenguajes de expresión, como videoclips, videoarte, instalaciones, performance, arte sonoro, a través de un proyecto transmedia.

¿Qué tipo de historias buscas

contar mediante tus líricas?

Las líricas en mis canciones abordan temas diversos, como roles y relaciones de género, mi conexión con los espíritus y con la tierra, la ansiedad medioambiental que vivimos en esta era, la sensorialidad de nuestros cuerpos en este plano y en esta dimensión y nuestra vulnerabilidad humana entre otros temas que espero a futuro ir descubriendo.

¿Cómo fue la acogida

del público a temas

como “No soy tu madre”?

En estos tiempos, es difícil lograr que tu música llegue a un público amplio si no va acompañada de visuales. Por eso estuve trabajando durante gran parte del 2020 junto a mi amiga y cómplice Coco Le Clec’h, artista collagista radicada en Francia, con quien creamos el videoarte/videoclip para esta canción, a partir del archivo fotográfico de mis abuelas y mis ancenstras. El video ha permitido que la canción tenga mayor acogida. Los comentarios han venido principalmente de mujeres, pues muchas se han identificado con esta canción y la sienten como un himno. Creo que es importante mencionar aquí que tanto la producción como la difusión de mi música es totalmente independiente, no contando así con un presupuesto enorme para publicidad, ni un alcance que llegue a decenas de miles y miles, ni a medios masivos. Por eso siempre hago el gentil recordatorio a la gente que me sigue y me apoya que compartir es querer (sharing is caring) en esta era cada vez más virtual, de algortimos cambiantes en las redes sociales, de abumdancia de contenidos, donde cada vez es más difícil llegar a las plataformas relevantes y de influencia.

Aparte de tu protagonismo en los videos, ¿trabajas

la parte de estética visual en cuanto al diseño también?

Es importante para mí que la estética visual de los videos de mis canciones sean videloclips, videos líricos, videoarte y otros formatos, dialogue con el contenido de mi obra musical. Por eso me involucro de lleno en la dirección artística y diseño de producción y producción de estos proyectos, colaborando con artistas aliados con quienes es posible trabajar de manera horizontal en estos proyectos.

¿Cuándo se lanzó “Cápsula”,

tu más reciente EP?

Desde enero está disponible en todas las plataformas digitales Spotify, Amazon Music, Apple Music, Deezer, etc. La verdad es que la mayoría de las canciones de “Cápsula” las compuse antes de la pandemia. No obstante, la pandemia sí ha sido un buen contexto para dedicarse de lleno a producir y a componer otros temas que tengo pendientes.

La humanidad no ha puesto de lado su intensidad por la pandemia. Es solo que por varios meses la energía se relocalizó en la casa y en las pantallas. Son tiempos que nos han llevado a cuestionarnos todo. En mi caso, está siendo un tiempo para dar sentido a todos esos cuestionamientos por medio de mis proyectos musicales y artísticos.

Ante la flexibilización de algunas restricciones referidas a eventos con público, ¿estarás promocionando “Cápsula” con alguna tocada en vivo o enfatizarás en el streaming?

Estoy entendiendo que será necesario estar en una búsqueda constante de soluciones híbridas. Lo virtual puede resultar muy plano, bidimensional y extremadamente cansador. Con el teletrabajo, mucha gente ya no quiere mirar más la pantalla al terminar su jornada. Es un momento muy difícil para quienes hacemos arte y dependemos de la participación de públicos, porque vender shows y experiencias virtuales de manera independiente no es rentable. Es necesario respaldarse y aliarse con plataformas virtuales que tengan una infraestructura robusta para tener buen alcance. Pienso que crear contenidos de corta duración para streaming es una buena herramienta para promocionarse y continuar construyendo públicos. Pero lo presencial siempre será la apuesta más genuina de hacer contacto con el público. Así que habrá que ingeniarse presentaciones en vivo con aforo limitado en exteriores. Eso, lo veo un tanto complicado en La Paz, por el clima y el frío, pero no es imposible. Y bueno, a futuro me gustaría llevar lo mío a otras ciudades en Bolivia, en México y otros países.