Psicología
Por Gabriela Sabater, psicóloga
- Los comentarios hirientes van camuflados a menudo de buena fe e incluso de paternalismo. Son los que te dicen que hay cosas que estás haciendo mal, que desprecian lo que amas o que infravaloran lo que eres. Aprende cómo responder.
Lidiar con los comentarios hirientes es algo que aprendemos con el tiempo. Tanto si los recibimos con frecuencia como si no, siempre es bueno tener alguna estrategia a mano para no perder la compostura y reaccionar con gracia, eficacia y, sobre todo, con inteligencia. Es más, ahora, en el mundo en línea y las redes sociales, ésta es, sin duda, otra realidad a la que debemos habituarnos.
Los trolls (usuarios que buscan provocar, ofender) y esas figuras que, a menudo sin conocernos, buscan hacernos daño con alguna frase o respuesta a nuestros estados, fotos, información compartida en un blog o cuenta personal, se han convertido también en algo común. Nada de esto es agradable, es cierto, pero la comunicación violenta aparece con frecuencia en el mundo real y también el virtual.
Saber cómo actuar nos evitará caer en situaciones molestas. No es bueno perder más tiempo de lo habitual en este tipo de dinámicas, porque quien busca hacer daño no merece nuestra atención más de lo recomendable. Solo lo justo para demostrar que estamos por encima del negativismo y las malas artes. Profundicemos un poco más.
Tipos de comentarios que hacen daño
Los comentarios hirientes van más allá de un insulto. A veces, suelen estar muy bien argumentados e incluso se acompañan de pequeños discursos paternalistas y sugerencias camufladas de buena intención. Así, y como bien suele decirse, hay palabras que nos dejan sin palabras, porque con ellas se acompañan los aguijones que pican, que atacan la autoestima y hasta nuestro equilibrio psicológico.
Cabe señalar además que si nos preguntamos ahora qué tiene mayor impacto, si los comentarios dañinos del mundo real o del mundo online, la respuesta es complicada. Duelen las frases pronunciadas por quienes nos son más cercanos (pareja, familia, amigos). Sin embargo, a veces en las redes sociales pueden crearse auténticas campañas de desprestigio. En ocasiones, hasta un comentario hiriente hacia alguien puede hacerse viral. Son, por tanto, situaciones muy delicadas.
Veamos qué tipos de comentarios dolorosos podemos encontrarnos con más frecuencia.
Palabras y expresiones que duelen
Para lidiar con los comentarios hirientes es importante escucharnos a nosotros mismos. Decimos esto por algo muy sencillo. Hay veces que figuras cercanas nos dicen cosas que para ellos no son dañinas. Sin embargo, en el propio interior las procesamos como humillantes. Por ejemplo, puede que tengamos en mente matricularnos de un curso, de un grado universitario, estudiar algo que simplemente, nos hace ilusión.
Sin embargo, nuestra pareja, madre o hermano, nos dice eso de “vaya tontería, qué manera de perder el tiempo a tu edad”. Ellos expresan su opinión sin percibir, sin notar ni intuir el impacto que eso puede tener en nosotros. Por tanto, es importante calibrar cómo vivenciamos determinadas palabras y expresiones como las siguientes:
Recibir consejos que no has pedido mientras te hablan de manera paternalista.
Minimizar tus logros o verlos como hechos sin importancia alguna.
Infravalorar o incluso ridiculizar aquello que te gusta.
Criticar tus propósitos a corto y largo plazo.
Tergiversar o decir de ti cosas que no son ciertas.
Cuando vivimos estas situaciones es muy común no reaccionar al momento. Callamos por educación y después derivamos en estados de rumia mental en la que repasar esa conversación una y otra vez. No es bueno silenciar lo que duele. Lo más adecuado es reaccionar de manera eficaz e inteligente.
Estrategias para lidiar con los comentarios hirientes
Lo hemos señalado al inicio. Los comentarios dañinos que peor llevamos son los que nos propinan quienes más queremos. Por ejemplo, estudios como los realizados en la Universidad de Zagrev nos señalan que a veces aun comunicándonos con alguien que empatiza con nosotros se puede producir este tipo de comunicación agresiva.
Los comentarios hirientes se procesan con calma, pero no todos deben dejarse pasar
“¿De verdad te vas a poner a hacer deporte? ¡Pero si eres la persona más vaga del mundo!; lo que debes hacer es dejar ese trabajo y buscarte algo más serio; eres demasiado confiado y por eso vas tan mal por la vida; ¿en serio te gusta esa tontería? Es que a mal gusto no te gana nadie”.
Buena parte de estos comentarios hacen daño. Lo más decisivo para lidiar con los comentarios hirientes es procesarlos, tomar conciencia de su impacto y no perder la calma. Si actuamos con rabia, lo perdemos todo. Habrá algunos que no merezcan la pena y que sea mejor dejarlos pasar.
Otros en cambio no, porque hacerlo supondría perdernos el respeto a nosotros mismos. Por tanto, si algo duele se responde y no se deja pasar, pero eso sí, lo haremos con inteligencia.
Ve más allá de la frase hiriente, pregunta el porqué de esa actitud
A veces, hay algo más importante que el propio comentario agresivo. Nos preocupa saber por qué nos tratan de ese modo. La frase que desprecia esconde una actitud que vulnera y por tanto es bueno confrontar al otro. En ocasiones, la otra persona ni siquiera es consciente de que nos está haciendo daño y de ahí que sea importante que reflexione sobre sí mismo.
Lidiar con los comentarios hirientes: reclama respeto, motiva para el cambio y da ejemplo
Cuando le hacemos ver a la otra persona el efecto de su frase o comentario, es muy común que nos digan aquello de que “nos ofendemos por nada”. Esta respuesta es otra forma de manipulación. Ante ella, dejemos claro con calma y madurez qué razonamiento hubiera sido más apropiado:
Ante la frase “¿en serio te agrada eso? Es que a mal gusto no te gana nadie“, hubiera sido más acertado: “hay que ver qué gustos más curiosos tienes”.
Es importante motivar al otro para que sea capaz de comunicarse con mayor respeto. Exigir una comunicación respetuosa es algo que todos estamos en nuestro derecho de pedir a quien tenemos en frente.
La comunicación agresiva no es permisible, quien te hiere no te quiere
Descalificaciones, sarcasmos, ironías y consejos no pedidos como forma de imposición… Todos podemos lidiar con los comentarios hirientes de vez en cuando. Es más, a veces, hasta por simple educación los dejamos pasar. El problema llega cuando esta dinámica se convierte en un continuo.
Cuando las palabras que dañan son una constante estamos ante alguien que aplica la comunicación agresiva. Nadie merece este tipo de interacción cotidiana, nadie tiene por qué ejercer este tipo de trato dañino sobre nosotros. Tengámoslo claro, quien te hiere con la palabra no te quiere ni te respeta y cuando no hay cambios, ni voluntades, lo mejor es poner distancia.