Desde el nacimiento a la vida republicana en 1825, hasta 1879 Bolivia mantuvo una pacífica posesión de su territorio Litoral y en uso de sus derechos soberanos, las autoridades permitieron la presencia de cónsules extranjeros. En este contexto, en mayo de 1831 es acreditado el comerciante Pierre Hubert con el carácter de vicecónsul de Francia en el Puerto de Cobija y además fue el primer agente europeo en dicha costa. Sin embargo, el citado mercader y los que le prosiguieron, transmitieron a través de informes a sus gobiernos, una visión geoeconómica integrada de la región del Litoral boliviano.
Un fragmento de esos escritos fue publicado en ‘Annales des mines ou Recueil de mémoires sur l’exploitation des mines’ (1857), intitulado: ‘Mines de cuivre de Cobija en Bolivie’, fue elaborado por el vicecónsul Conde Auguste de Nollent, en marzo de 1857. Sobre los límites de dichas costas escribió: “el departamento de La Mar, que comprende en su inmenso territorio todo el litoral de Bolivia, está conformado en una extensión de unas 50 leguas, por una fuerte cadena montañosa, perteneciente a la Cordillera de los Andes. Las bases de estas montañas se encuentran ubicadas entre las desembocaduras del Río Loa, hacia Perú, y el del Río Salado, hacia Chile… (Traducción J. P.)”.
Por otro lado, sobre los yacimientos de cobre y su explotación, subrayó: “desde hace 25 años, la extracción del mineral de cobre ha ocupado sucesivamente en Bolivia la atención de varios especuladores chilenos. Estos hombres… llegaron en 1832 a explorar las puntas de Gatico y Huanillo, el primero a una legua, el segundo a dos leguas de Cobija. El establecimiento de Gatico asumió cierta importancia durante algunos años… ahora, los principales establecimientos para la extracción de minerales son: el norte de Cobija, hacia el Perú: Tocopilla, Duendes, Villa Vista, Punta Blanca, Huanillo, Banduria, Gatico, Higuera. Al centro, detrás de Cobija, Las Tanas y Silota. Al sur, hacia Chile, Cerro Mejillones, Gualaguala, Tames. Dentro el interior, el desierto y la provincia de Atacama y San Bartolo. Mil trabajadores están empleados en el trabajo de las minas; su rendimiento ha variado de 150 a 180.000 quintales al año. En 1856 alcanzó la cifra de 227.000 quintales… (Traducción J. P.)”. Sin duda, el citado documento testimonia la ocupación silenciosa de Chile de los territorios bolivianos y la riqueza que la componían
Sobre la presencia francesa, el Conde Nollent destacó los trabajos de exploración de Dominique Latrille en Duendes y la explotación de las minas de Huanillo por parte de Le Maitre, un galo residente en Iquique. También apuntó: “desde el año 1854, la extracción de minerales de cobre ha tomado una gran extensión, los señores Le Kellec y Bordes, comerciantes franceses de Valparaíso, se comprometieron a transportarlos”. Es importante mencionar que, en el citado anuario, nuestro país es citado como una de las principales naciones importadoras de cobre, destacando 2.280 toneladas, en 1855.
De esta manera, a través de la presente nota damos a conocer un interesante documento casi olvidado por la historiografía actual, escrito por el vicecónsul Conde Auguste de Nollent.
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