Manto negro sobre el césped

El fútbol no es un deporte violento ni pone en riesgo la vida, como algunos maledicentes contra al altura quisieron colocar en tapete, en algún momento, y se encontraron sin pruebas.

Es evidente que las altas temperaturas, la polución, la humedad y la altura inciden en el rendimiento o un golpe duro un encontronazo y hasta un choque compromete la salud de los deportistas, pero, generalmente la muerte sobreviene a otros aspectos como, una falta de revisión médica escrupulosa, que recomienda a algunas personas evitar fatigas extremas o límites que se deben poner las personas que no se preparan adecuadamente.

La noticia proveniente de Italia decía que “el volante del Livorno, Piermario Morosini, falleció tras sufrir un infarto durante un partido contra Pescara por la Serie B. Tenía 25 años. Edoardo De Blasio, un cardiólogo del hospital Santo Spirito de Pescara, confirmó el deceso y dijo que “desafortunadamente él ya estaba muerto cuando llegó al hospital. No recuperó la consciencia”.

Las experiencias propias y ajenas hay que tomarlas de inmediato y este caso debe llevar a un control riguroso en las fichas médicas, no sólo en los torneos de la Liga y las asociaciones, sino en los barrios y ligas zonales hasta donde acuden muchas personas sedentarias, a quienes les disgusta acudir al médico para tomarse un control oportuno.