Estudiosos a nivel mundial coinciden en afirmar que “la evolución y la belleza en el siglo XXI es ecléctica, errática e incierta. Conviven a un tiempo muchas tendencias y gustos en la aldea global. Al tiempo que la comunicación hace posible el intercambio veloz de información, también lleva un bagaje de valores y creencias que se confrontan”.
El deseo de sobresalir en el medio se ha impuesto en algunos círculos sobre lo considerado bello tradicionalmente: la estética punk (cabezas rapadas) valora los aretes llamativos, los peinados excéntricos, los piercing, las mutilaciones e implantes subcutáneos, los tatuajes, los vestidos rasgados, etc.
También presenciamos el auge de la medicina antienvejecimiento. Hoy la gente vive más. A principios del siglo pasado, el promedio de vida era de 39 años. Este promedio subió a 70 años para el hombre y a 74 para la mujer. Todos queremos llegar a viejos disfrutando no solamente salud, sino también una agradable apariencia física.
Los cirujanos plásticos Perret y May, de Canadá, y Yoshikawa del Japón, publicaron en la revista Nature, en el 2001 los estudios que realizaron para tratar de encontrar un modelo de cara que fuera el símbolo universal de la belleza facial tomando como muestra una cara típica occidental, otra afro-latina y una tercera oriental. Sobrepusieron las imágenes pero la cara resultante no ganaría un concurso de belleza en ninguna parte del mundo.
En Bolivia nos aprestamos a vivir una nueva competencia nacional de estas características con la elección de Miss y Señorita Bolivia. La mayoría de los departamentos ya cuenta con sus representantes y en La Paz el concurso se llevará a cabo el próximo 28 de abril. Diez señoritas compiten por el puesto.
La Paz ha obtenido la corona de Miss Bolivia sólo dos veces en todo el historial de este concuros, en el año 1984 con Lourdes Aponte y en 1985 con Gabriela Orozco pero nunca ha ganado la corona de Miss Bolivia Mundo.
La actual Miss La Paz, Valeria Odilia Avendaño, señaló que tener el título fue la mejor experiencia que tuvo en su vida. Manifestó que es muy importante que las candidatas sean embajadoras culturales de nuestro departamento.
“La nueva Miss La Paz deberá exponer la verdadera imagen de la mujer paceña, no sólo con belleza física, sino también como un ser con ideas propias, fundamentadas, de gran conciencia social, humanitarias, defensoras de nuestra cultura, costumbres y dignas representantes de nuestra ciudad, que logre enaltecer el mérito para obtener un título de belleza de la magnitud e importancia que tiene este”, dijo.
OPINIÓN
María Galindo:
“Es un proceso de domesticación”
Los concursos de belleza son parte de una tradición tiránica machista. Siguen las mismas tendencias de la modelo occidental: flacura, bulimia anorexia, por lo que instala parámetros atentatorios a la salud de la mujer.
Además es parte de un proceso de cosificación, donde la mujer es una “cosa”, un objeto exhibido como un trofeo que un jurado puede calificar, pesar, medir. No se premia a la mujer integral, no se toman en cuenta sus aportes a la sociedad, su preparación y estudios; su parte emocional.
Se dice que las concursantes no están obligadas a participar, que lo hacen por propia voluntad. Pero esto es como el amor del esclavo al amo: de todos modos se busca la gratificación de la mirada machista.
Además, estos concursos refuerzan mensajes como: “La mujer bella debe ser tonta” y se basan en la estética de la sumisión, lo que tiene un efecto nefasto sobre todo en las niñas y jóvenes, que aún no tienen el criterio para enfrentar esta presión, por ejemplo en el Miss Chiquitita o los de adolescentes. Pero, lo peor es que este parámetro afecta al resto de la sociedad. He trabajado mucho con sectores desprotegidos, de pieles morenas con problemas de anorexia y bulimia, serios problemas de autoestima que niegan, no aceptan su valor como mujer porque no están representadas en los modelos “permitidos” por la sociedad machista.
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