¿Somos autosuficientes para producir alimentos?

A pesar de los consonantes anuncios de que los bolivianos tenemos la suficiente producción de papa en el país como no para no importarla, la realidad es otra, puesto que en los últimos años han ido desapareciendo cultivos tradicionales de papa nativa y otras variedades introducidas a los campos agrícolas de los diferentes suelos en distintos departamentos de Bolivia.

Esta situación ha dado lugar al consumo de un alto porcentaje de papa proveniente del vecino país del Perú, debido a sus características para el uso común en el consumo de restaurantes, destinado a la venta de hamburguesas y otras comidas, que se adecuan a su forma alargada y que carecen de ojos, son las más demandadas en el mercado.

Sumado a ello se tiene que lamentar una fuerte disminución en el cultivo de la papa, debido a la falta de asistencia técnica en enfermedades como el “gorgojo de los andes” que afecta a una gran parte de los agricultores en el país, así como por efecto por cambio climático que ha dañado la producción con las heladas.

En vista de que no hay restricciones para este tipo de alimentos y por su bajo precio, mucha de esta producción ingresa por las fronteras mediante la vía del contrabando, a pesar de que las autoridades locales y nacionales encargadas de esta tarea se dedican a ello y todos los días vemos en los centros de consumo o mercados mucha papa y otros alimentos producidos fuera del país.

Por ello, no solo consumimos papa fuera de nuestro país, sino una ingente cantidad de alimentos como frutas, entre ellas manzanas, uvas, ciruelos, duraznos y otros a precios elevados; como si nuestras tierras no tuvieran vocación y capacidad para producir estos alimentos, en departamentos como Tarija, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca.

También consumimos verduras y hortalizas como cebollas, zanahorias y tomates que no se cultivan en nuestro medio y que compiten con la producción local de muchas familias de pequeños productores campesinos.

Sin embargo, de acuerdo a la versión de autoridades nacionales que dicen que “no hay restricciones en el ingreso de alimentos a Bolivia”, pero sí admiten que, hay contrabando y de acuerdo a la política de Estado, la extensa frontera y los mecanismos de control, son los que “intervienen para controlar” estas irregularidades.

¿Será que nos sobra dinero para comprar alimentos de afuera y no alentar la producción agropecuaria nacional?