El cuidado de nuestros niños es sumamente importante en especial en la infancia, los primeros pasos es una etapa esencial para el desarrollo de los infantes desde el nacimiento hasta los tres años, he aquí algunas recomendaciones que pueden servir de ayuda a los padres.
Cuando los progenitores responden a las necesidades del bebé, ya sea de cariño, alimento o comodidad, se establece un sentido de confianza, mediante el cual el niño aprende que el mundo es un lugar amigable.
Cuando los padres atienden al llanto o a las solicitudes de ayuda de su bebé, éste aprende que tiene control sobre su vida, lo cual es muy importante para el desarrollo emocional e intelectual.
A veces, los adultos se preguntan si estarán maleducando a sus hijos por responder enseguida a sus necesidades, pero lo cierto es que los niños que presentan los mayores problemas son aquellos a quienes no se atendió. Como se dice: “Educa a un bebé mientras sea un bebé y no tendrás que educarlo el resto de tu vida”.
Es importante el hablarle y leerle a los bebés, porque cuando les hablamos los bebés aprenden a expresarse. Hay que dirigirse a ellos en voz alta y despacio, con frases cortas y sencillas, utilizando infinitivos en lugar de gerundios (como estar en vez de estando), haciéndoles preguntas, repitiendo palabras y hablando sobre cosas que forman parte de la vida de los niños.
Dar a los bebés cosas interesantes, por ejemplo: cuando se cuelga un móvil sobre una cuna, con objetos y juguetes de colores brillantes y formas bien definidas, los niños aprenden acerca de las formas, tamaños y texturas, sobre todo si pueden tocar los objetos del móvil.
El juego les ayuda a desarrollar sus habilidades motrices y sus sentidos y el manejo de objetos les ayuda a distinguirse a sí mismos y a las cosas que los rodean.
Darles la posibilidad de hacer cambios: si cuelgan un móvil sobre la cuna, procuren que pueda moverlo. Proporcionarle juguetes que pueda mover, cambiar de forma o producir algún ruido, de este modo aprende que tienen control sobre su mundo y pueden producir cambios en él.
Otorgarles libertad para explorar, tener el cuidado que el ambiente sea seguro, retirando cosas que se puedan romper o tirar, aislando los objetos punzantes que puedan hacerle daño, protegiéndolos de los enchufes eléctricos, entre otros. De este modo, el bebé podrá moverse libremente, gatear y ejercitar sus músculos. También aprenderá acerca de su entorno y de su capacidad para controlarlo y contará con libertad para salir de sí mismo y desarrollar un sentido de independencia.
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