Cuando el mal de la corrupción ataca a una sociedad, forzosamente surgen las competencias entre la economía legal y la ilegal. La legal se atiene a las leyes y regulaciones de la vida nacional; en cambio la ilegal utiliza todos los medios para centuplicar sus negocios porque cuenta con la protección de la corrupción que se mimetiza en funcionarios corruptos. Así, una competencia que pretende ser competitiva sólo conquista el favor del público porque al ofrecer sus favores o mercaderías al público con precios más bajos que el comercio legal, consigue fácilmente clientela que siempre la apoyará.
Esta es una realidad en la que viven generalmente los países pobres y subdesarrollados porque los grados de extrema pobreza son los enriquecedores del contrabando y de todo aquello que vulnera las leyes. Un país que está contagiado por la corrupción, con seguridad que estará sometido a la acción de quienes utilizan el poder político para encubrir actos delictivos de quienes les conviene proteger: contrabandistas, narcotraficantes, tramitadores deshonestos y que se prestan para cualquier acción contraria a las leyes para el logro de sus objetivos.
Hay campos bien definidos en la vida de un país que lleva sobre sus espaldas la acción de la corrupción en todas sus formas: lavado de dinero ilegal por causa del tráfico de drogas, corrupción de funcionarios públicos, los dineros logrados mediante el contrabando de salida y entrada de todo tipo de mercaderías, las “herencias forzadas” que sólo cubren actos dolosos, las industrias que resultan accionistas de quienes cuentan con mucho capital y por su ilegalidad buscan lavarlo o hacerlo legal.
El rubro de la corrupción se multiplica en tanto y en cuanto los corruptores necesitan de funcionarios que cuenten con altos cargos y tengan influencias, pero por carencia de valores caen en poder de corruptos, haciendo que sus principios se conviertan en grandes utilidades ilegales porque “la vendimia de conciencias” está a la vista de quienes buscan fáciles enriquecimientos y de quienes, no obstante el poder que tienen, precisan más y complican en sus negocios a sedientos de riquezas sin calcular -caso del narcotráfico- que una vez caídos en sus organizaciones delictivas, no podrán deshacerse de ellas y retomar los caminos de la ley porque los empresarios del crimen y la delincuencia precisan “aliados sin condiciones” y, si hay deserción o traiciones pagan con su vida el hecho de “haberse arrepentido” al buscar un retorno que para el crimen no existe.
La economía en todas sus formas adquiere condiciones inconfundibles en la vida de una comunidad: unas que son aparentemente legales, pero que inspiran poca confianza y las otras que, es sabido, pertenecen a los cuadros corruptos del contrabando, el narcotráfico, los negocios personales de altos funcionarios públicos o privados y asumen la condición de ser “hombres de absoluta confianza” porque saben que no podrán alejarse de un sendero que sólo conduce a los peores castigos, incluyendo la muerte.
Por todo ello es importante que las autoridades controlen más eficaz y permanentemente a su personal; pero, en todo caso, que los puestos de jerarquía sean ocupados por personas realmente honestas y responsables difíciles de caer en los tentáculos de quienes les ofrecen paraísos que luego se convierten en infiernos para arrastrar a muchas personas de un conjunto de inocentes que, por buscar “más barato y conveniente” -caso del contrabando- caen en abismos imposibles de vencer.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |