Fernando Guardia B.
Al manifestarse las primeras expresiones libertarias que buscaban extender el movimiento independentista contra la Corona de España en el territorio del Alto y Bajo Perú, se organizó una Junta de Gobierno encabezada por los reconocidos patriotas Esteban Arze, Francisco del Rivero y Melchor Guzmán, que junto con el presidente del gobierno autónomo de Cochabamba, don Mariano Antezana, conformaron una cuadrilla guerrillera en conjunto con las comunidades indígenas de la región.
El general José Manuel Goyeneche dirigía un cuerpo del ejército español que luchó en el Alto Perú contra las fuerzas independentistas y que derrotó a los cochabambinos en los campos de guerra del Quewiñal y Quirquiavi, para seguidamente aproximar su ejército colonial a la ciudad de Cochabamba el 27 de mayo de 1812. Al no contar con ninguna fuerza militar ni autoridad que pudiera hacer frente al ejército de Goyeneche, se congregó en la ciudad un reducido número de mujeres, hombres de edad y niños del pueblo, regidos por la anciana doña Manuela Gandarillas, los que armándose con piedras y palos se situaron en la colina de San Sebastián – La Coronilla para hacer frente de algún modo a la soldadesca realista, dando así prueba de un heroísmo sin límites y de un enfrentamiento sin temor a su trágico destino.
Fue muy poca la resistencia que pudieron ofrecer y pronto los valerosos defensores fueron masacrados. Goyeneche ocupó la ciudad y dispuso su saqueo, donde las clases sociales sin distinción fueron el blanco de las tropas españolas. Así concluyó la épica defensa de Cochabamba. En recuerdo histórico de la gesta de la Coronilla se levantó el Monumento a las Heroínas, que se evoca actualmente con tanto fervor.
El esclarecido historiador y columnista Wilson García Mérida publicó un artículo de prensa (Los Tiempos - Oh, 27 de mayo, 2001) donde relata que al rememorar el centenario de la matanza de La Coronilla (1912), la ilustre dama cochabambina de gran sensibilidad social, doña Sara Ugarte de Salamanca, esposa del que fue más tarde presidente de la República, Daniel Salamanca, organizó la Sociedad de Damas Patrióticas 27 de Mayo, para mandar a ejecutar en bronce el Monumento a las Heroínas de Cochabamba, como se sugirió en la magna novela “Juan de la Rosa” del novelista nacional Nataniel Aguirre y manifestar que “Estas cosas deben ser recordadas de todos modos, en los libros, en el bronce, en el mármol y en el granito, y ciertamente poner en alto el nombre de nuestra ciudad y realizar un homenaje a las mujeres de Cochabamba”.
Formaban parte de aquella entidad las notables poetisas Adela Zamudio, Lola Taborga de Requena, María Quiroga de Montenegro y Mercedes Anaya de Urquidi; a ese grupo se sumaron las “chifleras” del mercado, conocidas como las “hijas del pueblo”. Para dicho propósito, doña Sara se contactó con el maestro escultor Pietro Piraino, entonces profesor del Real Instituto de Bellas Artes de Roma, quien recibió la comisión para realizar el monumento. Para este efecto, el graduado con honores escultor del Real Instituto y ex alumno del profesor Piraino, Alejandro Guardia Valverde, fue invitado por su maestro para contribuir directamente en la concepción del monumento, elaborando modelos tamaño natural que personificaban los tipos sociales cochabambinos que luego fueron incorporados al conjunto monumental.
El escultor Guardia a su retorno de Europa en 1925, fue nombrado un año más tarde Director Técnico de la construcción del Monumento y supervisó el ensamblaje de las figuras escultóricas de bronce, que fueron remitidas por carruaje desde Roma a Nápoles, por vía marítima de Nápoles a Buenos Aires y por transporte terrestre hasta Cochabamba.
La concepción ideológica del conjunto escultórico es exponente de un talento superior, de una clara noción de lo bello y del empleo de una perfecta técnica artística y constructiva de parte de los autores de esta magna obra de arte. El Monumento es un conjunto de figuras de bronce dispuestas en tres niveles sobre un basamento pétreo. El Cristo en la cúspide del Monumento bendice a los defensores de la Coronilla. En los espacios laterales del basamento se emplazaron retablos de bronce con imágenes alusivas a los dramáticos acontecimientos de aquel 27 de mayo de 1812.
La inauguración del Monumento fue el 27 de mayo de 1926 con una multitudinaria concurrencia. La familia Salamanca concluyó su noble participación en el proceso al mandar inscribir la siguiente frase en el frontis del pedestal. “He aquí el alma de la mujer cochabambina, el secreto de su heroísmo y de sus virtudes”. Para concluir, se toma nuevamente el sentido pesar de don Wilson García Mérida con lo que concordamos, cuando enfatiza que el Monumento “… es el más bello testimonio de heroísmo en la memoria cochabambina. Es el símbolo abandonado de una identidad que se diluye en el olvido”.
El autor es arquitecto.
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